Agencia La Oreja Que Piensa. Por por Kay Pacha / Equipo Pueblos Originarios del SERPAJ
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El pasado 12 de octubre como nunca estuvo inmerso en una ola de situaciones violentas alrededor de las comunidades originarias. Intrusiones, amenazas, desalojos, represiones y detenciones suceden en forma cada vez más alarmante.
Primero fueron los hermanos Mbyá guaraní, de Misiones, despúes la Comunidad Ocloya de Tilquiza en Jujuy y finalmente la Lof Lafken Winkul Mapu de Villa Mascardi, Río Negro.
Todas vienen sufriendo intromisiones de empresas madereras o terratenientes y finalmente desalojos compulsivos, y violencia institucional.
Y de pronto, aquellos que venimos acompañando a las comunidades, nos sentimos impotentes ante el avasallamiento de los poderes de un estado, que por otro lado es el que reconoce el derecho indígena a través de sus diversas instrumentaciones jurídicas, nacionales y el reconocimiento de las internacionales.
Estas situaciones promueven y colaboran con los discursos de odio y racismo que implica a una parte importante de la sociedad, acompañada por sectores políticos y de la prensa hegemónica.
Todo esto no hizo más que recordarnos que el genocidio de la llamada conquista del desierto continúa, de otra forma, pero sigue presente. Porque existe una Ley, 26.160, que frena los desalojos y sin embargo los hay; porque existe un artículo de la Constitución Nacional, que dice que las comunidades indígenas deben contar con tierras aptas y suficientes para desarrollarse como seres humanos y como cultura, y eso no es tenido en cuenta; porque también existen convenios internacionales como el 169 de la OIT, como la Declaración de los Derechos de los Pueblos Originarios de las Naciones Unidas, o la Declaración Universal por los DD.HH., y tampoco se los tiene en cuenta en estos casos.
Así que en estos momentos es como si existiera una orfandad terrible en cuanto a la aplicación de las distintas normas nacionales e internacionales que reconocen los derechos indígenas.
Por eso es que queremos ahora brindarles la palabra de hermanos y hermana originarixs, que a través de su voz nos hacen conocer parte de estas violentas e injustas situaciones por las que tienen que atravesar. Agradecemos a nuestro amigo Claudio Salvador del programa, Así como somos de Radio Nacional Iguazú, de donde extrajimos el testimonio del hermano Mbyá guaraní.
En primer lugar, escuchamos al cacique Santiago Ramos de la Comunidad Puente Quemado 2, de Misiones, que tuvo un conflicto con la forestal Arauco a raíz de la plantación de pinos y del incendio sufrido en su territorio.
En segundo lugar, están las palabras de Néstor Jerez, cacique de la Comunidad Ocloya de Tilquiza en Jujuy, que fuera desalojada el pasado 14 de septiembre.
Y finalmente escuchamos a la hermana mapuche Soraya Maicoño, vocera del Lof Quemquemtrew, comentando días atrás la situación por la que atravesaron integrantes de la Lof Lafken Winkul Mapu.
Entre las penurias que tuvieron que sufrir cuatro de las hermanas detenidas, fue haber sido trasladadas desde Bariloche hasta el penal de Ezeiza, distante a 1500 kilómetros y que, a los dos días, luego de los numerosos apoyos recibidos y la solidaridad de tanta gente, fueron retornadas hasta su lugar de origen.