Agencia La Oreja Que Piensa.
El diario porteño EL TIEMPO, en su edición del 24 de octubre de 1907 desarrollaba un hecho trágico:
“Pasadas las ocho de la mañana el cadáver de Miguel Pepe fue sacado a la calle por la comisión de huelga. Inmediatamente se organizó la columna... El espectáculo que ofrecía era imponente.
En todo el trayecto reinó un orden completo y ni un solo grito turbó el silencio del cortejo fúnebre. Delante iba la carroza y seguidamente el féretro, conducido a pulso por ocho mujeres, que se turnaban de trecho en trecho con otras tantas.
Seguían al féretro de ochocientas a mil mujeres, en su caso totalidad de quince a veinte años y todas moradoras de los conventillos en huelga.
Más atrás venían los obreros, en número de dos mil quinientos aproximadamente”.
Miguel Pepe había nacido en 1892, de profesión baulero. Mientras se desarrollaba la huelga de inquilinos que duro unos tres meses, fue orador en este conflicto conocido como la huelga de los inquilinos.
Más de 250 inquilinatos y casi 32 mil obreros en huelga se sumaron al desacato. La policía por órdenes de Ramón Falcón, (Coronel) asesina al militante anarquista. Una bala atravesó su cabeza en San Juan y Chacabuco, CABA.
Una mísera habitación requería el 25% del salario de un trabajador. El alquiler se presentó como uno de los problemas del presupuesto de los sectores populares.
Este movimiento popular contra la suba de los alquileres estaba organizado en comités, dentro de los parámetros constitucionales del derecho a huelga.