Agencia La Oreja Que Piensa. Por Carol Calcagno (*)
Detrás de un proyecto siempre hay una historia latente, que conecta con la esencia e impulsa el hacer y compartir. Tal es el caso de Juan Ravioli, él es músico y también productor, y es quien llevó adelante una serie de canciones que retratan a Tanguito, Moris y Los Seasons.
En aquellos tiempos la juventud vivía un estado de ebullición, donde conglomeraba la música con las letras, y la pintura, y la danza, pero en aquel caso particular las cuatro fechas de La Fábula fluyeron entre poemas de Allen Ginsberg y Thomas Merton.
Luego de varias décadas el mundo nos ubica en un contexto diferente donde la tecnología, en su buen uso, puede hacernos volar hacia alturas similares. Por medio de un matiz de voces y sonidos puntillosos, la producción de Ravioli, logró acercarnos a esos inaugurales momentos, donde el evento Aquí, allá y en todas partes sonaba en el teatro, en un espacio diferente, gozando de butacas y escenario.
También las composiciones colectivas, se oían en las plazas y en las casas, porque los artistas se encargaban de llevar la música a cuestas, al igual que ahora; hay cosas que no han cambiado al momento de crear.
A través de una breve entrevista, podremos abrir la puerta hacia un imaginario café porteño, sentarnos, tomar un cortado en jarrito, y leer un poco de esta historia, que nos une con otras, en una línea infinita; porque para la música nunca hubo límites. Ni lo habrá.
¿Cómo fue crecer en un entorno familiar donde la música era uno de los pilares principales?
Fue un proceso enriquecedor. En mi entorno familiar siempre se escuchó todo tipo de música. Con los años me fui interesando cada vez más, en cualquier manifestación musical que pudiera generarme algo, independientemente de donde proviniera.
A medida que ibas definiendo tu personalidad, ¿cuáles fueron las influencias que dejaron huellas en tu estilo?
Pienso que Los Beatles, definitivamente, marcaron mi camino. ¡Fue una apertura total! Su música estuvo libre de prejuicios y empapada de cruces. Me enseñó a no atarme a ningún dogma.
También de muy chico sentí empatía por autores latinoamericanos como Caetano Veloso, Silvio Rodríguez, Fito Páez y Eduardo Mateo. Durante mi juventud me vi influenciado profundamente por la ola del Brit Pop en la década del 90, lo que me llevó a sumergirme en la historia de la música británica: The Who, The Small Faces, The Kinks, The Rolling Stones, T-Rex King Crimson y mucho más. Y, por último, sin dudas me vi influenciado por la movida independiente de Buenos Aires: Menos que cero, Pez y Pequeña Orquesta Reincidentes.
¿En qué momento el musico invita al productor a caminar por un nuevo sendero?
El rol del músico es muy definido, en cambio, el rol del productor puede variar. En mi caso se da, por un lado, mi experiencia como músico y cantautor. Practiqué con mucha intensidad durante la primera década de este siglo y luego el cantautor fue dejando más espacio al músico colaborador y en algunos casos armador o director. Esto mismo me condujo al rol de productor tal como lo ejerzo hoy en día.
También tengo que decir que me formé como técnico de grabación en el CeArTec, institución en donde hace 10 años formo parte del cuerpo docente. Todo esto, sumado a una tendencia pragmática, pero sensible me ha llevado a que, en los últimos años, mi trabajo fuera principalmente grabar y producir, aunque también continúo tocando.
Conocer a Tanguito y trabajar en las nuevas versiones de sus canciones, ¿qué emociones despertaron?
Tanguito es una figura clave en nuestra cultura. Encarnó al joven argentino de su época, al artista sensible y natural. Surgió en un momento del país en el que el termómetro de violencia iba en ascenso; y considero que fue una víctima del sistema. Quizás no tuvo la suerte que tuvieron sus compañeros: Moris, Nebbia, Miguel Abuelo, Javier Martínez, Pajarito Zagurí, que, si bien sobrevivieron a aquellos años de plomo, en mayor o menor medida están marcados por aquello que Charly García definió como el karma de vivir al sur.
Mi intención fue trabajar en su obra. Volver a ponerla en circulación, en las voces y los sonidos de muchos artistas actuales y desde una perspectiva contemporánea. Ha sido reveladora la vigencia que tienen sus canciones.
¿Cómo llegaste a la selección de músicos?
Intenté hacer participar a la mayor cantidad de gente con la que había trabajado a lo largo de mi carrera. Lo tomé, y aún lo sigo tomando, como un proyecto personal multi colaborativo. Aquellos que vibraban con la idea, estaban incluidos automáticamente.
También fui conectando a artistas que no conocía y que por medio de amigos y amigas en común se iban sumando.
Todo se fue transformando en una celebración en donde las sesiones de grabación muchas veces, eran antecedidas o precedidas por asados, tertulias, juntadas en general. Quizás en un día grabábamos tres o cuatro bandas y se cruzaba gente que no se conocía... ¡onda happening!
Luego de Aquí, allá y en todas partes, ¿qué se viene?
¡Este proyecto recién comienza! Están diagramados al menos tres volúmenes de Aquí, allá y en todas partes, específicamente sobre canciones de Tanguito, Moris y Los Seasons.
Quizás se pueda trasladar la misma idea a otros autores. Me encantaría abordar la obra de Pajarito Zagurí, por ejemplo, pero también me parece importantísimo articular con las propuestas actuales porque es ahí en donde la cosa deja de ser pura historia, homenaje o nostalgia y se transforma en un cruce valioso y vivo.