Agencia La Oreja Que Piensa. Agosto 2012. Por Esteban Acosta Vivas (*)
La mañana despertó gris. Como un perro está sacudiéndose la lluvia nocturna. Mientras caminamos hacia Puente Alsina, el sigue lamiéndose. Allí nos espera como un templo griego, un extraño Paternon de caños y lona, nos va atrapando como si fuera un abrazo que nos acerca a un sueño.
Después entramos despacio y ordenadamente, preparándonos para el ritual. Prueba de sonido, un aliento para ir ubicarnos emocionalmente. La mañana seguía gris, pero la música iba cambiando los colores. Ravel traía la pintura y Daniel Baremboin dirigía a los pintores, de la multirracial Orquesta West- Eastern Divan.
A la hora de la “Pavana para una difunta dormida”. ya el sol tenía tantos círculos como una pintura de Van Goh en nuestra alma. Cercano al mediodía el “Bolero de Rabel”, nos hacía la caricia más cálida y sensible al alma. Después el broche de oro sorpresa en una excelente versión de el tango “El firulete”.
Después poco importaba si el astro rey se había hecho presente, teníamos una emoción y alegría que salía por los poros del alma, que se representaba en los rostros de todos los presentes, y cuando digo todos incluyo a los componentes de la orquesta incluido su director.
(*) Escultor, Poeta, Periodista.