Agencia La Oreja Que Piensa. Marzo 2013. Por Iván Ponce
José Gabriel Condorcanqui fué un caudillo indígena descendiente del último emperador inca Tupac Amaru I. Nacido un 19 de Marzo de 1738 en Cuzco.
Fue un comerciante adinerado.Dueño de tierras y mulas, era conocido como el cacique arriero. Mestizo, de sangre inca y criolla, estudió en el colegio jesuita San Francisco de Borja, donde aprendió a leer y a escribir.
Debido a su formación profesaba el cristianismo del que tiempo después sería excomulgado por la iglesia católica por causa de su liderazgo en el levantamiento que marcó el inicio de la etapa emancipadora de la historia de Perú.
Conocido como el precursor de la independencia de Perú. Tupac Amaru II es reconocido en sus tierras como el fundador de la identidad nacional peruana.
La gran rebelión estalló en Tinta.
Tupac Amaru entró a la plaza de Tungasuca anunciando la condena a la horca al corregidor (gobernador) real Antonio Juan de Arriaga y dispuso la prohibición de la mita de Potosí.
Todo empezó cuando en 1776 presentó una petición formal para obtener el título de nobleza hispana. También fue el primero en América que decretó la abolición de la esclavitud y la liberación de los indios del trabajo obligatorio en la minas.
Ante la negativa de las autoridades lideró una insurrección popular contra los excesos de los gobernadores que respondían a la corona española que se convirtió en la revolución más grande en la historia del virreinato español hasta ese momento.
Con el apoyo de indígenas, criollos, mestizos y libertos negros se lanzó a Cuzco en busca de una salida a los problemas de su pueblo.
En 1781 fue traicionado por uno de los suyos, encadenado y trasladado en mula hacia Cuzco.
Tupac Amaru II fue interrogado y torturado. Obligado a presenciar la ejecución de sus aliados, la de su mujer y la de sus hijos. Le cortaron la lengua e intentaron despedazarlo atando sus extremidades a cuatro caballos pero el cuerpo no se partió.
Finalmente fue decapitado y enviaron su cabeza a Tinta, uno de sus brazos a Tungasuca y el otro a Carabaya. Mandaron una pierna a Santa Rosa y la otra a Livataca.
Le quemaron el torso y arrojaron las cenizas al rio Watanay. Se ordenó que fuera extinguida toda su descendencia. Sin embargo, luego de su muerte la rebelión se extendió al alto Perú, al altiplano Boliviano y al noroeste Argentino sembrando la semilla que finalmente liberaría a América Latina de los imperios conquistadores europeos.