Agencia La Oreja Que Piensa. Por Carlos Juliá (*)
Resulta difícil tratar de ser absolutamente objetivo e imparcial cuando se opina sobre el gobierno del Presidente Hugo Chávez Frías, de la República Bolivariana de Venezuela, como se llama desde la reforma constitucional.
Quienes nacimos con el Peronismo de Perón y hemos militado durante más de 50 años en organizaciones nacionales y populares, en nuestra patria chica y también en nuestra Patria Grande, no podemos despojarnos de ninguna manera de nuestra historia de luchas, objetivos y sueños en defensa de los derechos de los pueblos y de los intereses de las naciones eternamente saqueadas por los poderes del norte.
Se puede decir que conocí a Chávez antes de que llegara a la Presidencia de la Nación. Fue en ocasión del Congreso de la Deuda organizado por el Parlamento Latinoamericano y la Asamblea de Venezuela; y digo se puede decir, ya que lo comencé a conocer apenas salido de la prisión, por intermedio de dichos y narraciones de amigos, camaradas de armas y los seguidores que tenía en los barrios, cuando organizaba el movimiento quinta república con el finalmente llegaría al gobierno.
Así nació en mí, un gran interés por conocer el proceso político que se estaba dando en Venezuela y en particular la figura de este militar del pueblo, tan cercano a los sentimientos de los argentinos peronistas.
No olvidemos que por entonces las izquierdas y los denominados “progres” no confiaban ni veían con agrado a este militar golpista, como no dudaban en llamarlo. Valía la pena vivir la experiencia previa y posterior a las primeras elecciones en la que participaban los candidatos de Chávez y su movimiento.
Como las encuestas señalaban que el triunfo sería arrollador de sus candidatos a Gobernadores de los Estados (provincias para nosotros), dividieron las elecciones para evitar el efecto arrastre, y en fecha posterior se concreto la elección Presidencial donde triunfaría Chávez por vez primera.
Me había trasladado a un barrio de Caracas, para poder vivir durante un mes en la casa de un viejo compañero argentino, esta experiencia inolvidable me permitió conocer lo que verdaderamente pensaba el pueblo trabajador y constatar que en los barrios solo existía un candidato “Chávez”.
Ni el fraude que se trató de implementar en esas elecciones, ni los sistemas electrónicos incorporados con empresas españoles a los que los ciudadanos no estaban acostumbrados, impidieron que ese pueblo, el del Caracazo, el de tantas luchas y sufrimientos, pudiera llenar las urnas con una nueva esperanza que se transformó en realidad.
Al principio de su primera presidencia tuve la oportunidad de tener una Audiencia con el Presidente. Fue una hora de conversación con un Chávez brillante, distendido, de memoria prodigiosa que generaba sana envidia, con una fuerza que entusiasmaba y al mismo tiempo total respeto y atención al interlocutor.
Luego vino el golpe de estado y su pronta vuelta al poder. Aquí quiero hacer un paréntesis.
Que hubiera sido de nuestra América del sur si Chávez no hubiera recuperado el gobierno de Venezuela?, me pregunto y nos debemos preguntar en estas horas en que nuevamente y por otros medios, los intereses del poder del norte asociados con los grupos residentes en el territorio de Venezuela que los representan, tratan de conquistar el poder vía electoral.
Resulta importante hacerlo, porque los supuestos “señores democráticos” tratan de lograr sus objetivos de cualquier forma, no les importa ni la sangre que puedan derramar, ni atentar contra las cartas magnas de los pueblos, ni tener que asociarse a los mercaderes de la muerte en cualquiera de sus formas.
Lo que importa es recuperar el poder para defender sus intereses como lo hicieron por siglos, y así explotar hasta la esclavitud a los trabajadores, mientras saquean las riquezas de la nación.
Lo demás no importa, son meras formalidades que pueden ser relatadas de manera tal, que puedan demostrar que lo han hecho por el solo objetivo de servir a la patria.
Pero vuelvo a preguntarme, aunque nada tuvo que ver Chávez con el surgimiento de Correa en el Ecuador y su posterior triunfo electoral, si hubiera sido posible que ese pequeño grupo inicial de militantes que acompañaron al actual Presidente Rafael Correa, hubiera podido llegar a cambiar la historia de su patria, si el golpe en Venezuela se hubiera consolidado y permanecido en el poder?
Quién podría soñar que con Uribe en Colombia y Chávez preso en Venezuela, el brazo del imperio del norte permitiera el triunfo de Correa en Ecuador.
Si a pesar de la barrera de contención que representa el Gobierno de Chávez para todos nosotros en el sur, diríamos no solo ideológica sino también de apoyo hasta psicológico para nuestras luchas, ese brazo pudo llegar hasta Paraguay para instaurar un gobierno funcional a sus intereses, más allá de todas las debilidades y errores del Presidente Lugo y su gobierno.
Si en estos tiempos, ese mismo brazo, puede operar para tratar de cambiar el sentido y los objetivos que votó el Pueblo Peruano cuando eligió a Ollanta Humala como Presidente.
Si puede esparcir y ensayar por la región, prácticas de golpes de baja intensidad, para condicionar a los gobiernos que resistan sus mandatos y tratar de derrocar a los que se atrevan enfrentar al poder hegemónico de la potencia del norte.
Ahora me vuelvo a preguntar y nos debemos preguntar, cuál sería el destino de nuestras naciones y de nuestros pueblos si Chávez no ganara el domingo 7 de octubre en Venezuela.
Sin lugar a dudas depararía al pueblo de Venezuela un total retroceso y pérdida de los derechos alcanzados a partir del gobierno del Presidente Hugo Chávez Frías. Pero para todos nosotros en el Sur, sería más que preocupante y habría que pensar seriamente, como defenderemos lo conquistado hace casi treinta años y puesto al servicio del pueblo y de la nación, fundamentalmente a partir de la última década.
No alcanza con frases y expresiones altisonantes de algunos funcionarios o dirigentes, muy bien intencionadas algunas y otras de oportunistas obsecuentes y alcahuetes, que cuando llega el momento cambian de bando más rápido que ninguno.
Se necesita un pueblo organizado estratégicamente, con una conducción inteligente que sabe como hacerlo a nivel local y regional. No podemos permitirnos conducciones desde el poder político que cometan errores de principiantes y le den de comer a las fieras. Se terminó la fiesta, es hora de ponerse la ropa de fajina y defender el futuro de nuestra región.
Por eso y mucho más, descontamos que el pueblo hermano de Venezuela llevará nuevamente al triunfo a Chávez el domingo en Venezuela. Presidente que antepuso el destino de su patria a los intereses personales, incluso los de su propia vida. Por ello, por su luchas y sus logros, merece mi total y eterno apoyo y respeto.
(*) Director radio UNGS