Agencia La Oreja Que Piensa. Abril 2013.
El 15 de abril de 2013, personas de todo el mundo se unirán nuevamente en la Tercera Jornada Contra el Gasto Militar.
La actual crisis económica ha puesto presión sobre los gobiernos del mundo para reducir el gasto en las necesidades básicas, confrontar el cambio climático, la lucha contra enfermedades mortales y lograr las Metas de Desarrollo del Milenio. Salvo algunas excepciones valientes, los gobiernos nacionales continúan desperdiciando enormes recursos en gastos de defensa. Las cifras del informe anual del Instituto Internacional de Estocolmo de Investigación para la Paz (SIPRI) a partir de 2011 muestran que los gobiernos del mundo están gastando más que nunca en defensa: 1.738 millones de dólares al año. Si se utiliza de otra manera, este dinero podría resolver los problemas reales e inminentes que enfrenta nuestro planeta.
Según estadísticas recientes se utilizan 4.000 millones de dólares por día en gastos de armamento, mientras que en ese mismo día mueren 40.000 personas de hambre en el mundo. ¿Cómo entender esta realidad tan cruel?
Ana Juanche coordinadora de la Fundación Servicio Paz y Justicia, de América Latina sostiene: Entendemos al militarismo como un sistema de dominación político, económico, social y cultural, que forma parte de la cotidianeidad de nuestras vidas, representado y sustentado en lógicas y valores como el autoritarismo, la violencia, la obediencia, la exclusión, la sumisión, el control opresor de la sociedad y la depredación de la naturaleza.
El Instituto Internacional de Estocolmo de Investigación para la Paz, en esta misma línea afirma: que los gastos militares tienen en el mundo actual un doble papel: por un lado constituyen la base para el desarrollo de la guerra como instrumento de dominación política por excelencia a través de la fuerza de las armas y por otro, se trata de una peculiar producción de mercancías.
Las negativas consecuencias del desvío de recursos hacia gastos militares totalmente improductivos en los países subdesarrollados se suman al impacto del saqueo a que son sometidos estos pueblos por los países capitalistas más avanzados en una escalada que no muestra signos de atenuarse en el futuro inmediato.
Por lo expuesto anteriormente, desde la Fundación Servicio Paz y Justicia afirmamos que la militarización por parte de la grandes potencias, no solo está relacionada con la guerra sino con fines estratégicos que tienen que ver con ocupar zonas, donde se puede controlar todo, desde la seguridad interior, hasta los recursos naturales, así lo demuestran las más de 500 bases militares que EEUU tiene instaladas en el mundo, la criminalización de la protesta, la persecución de la diversidad, la sanción de leyes antiterroristas, etc.
Por esto se hace fundamental Promover la construcción de una Cultura de Paz desde la plena vigencia de los Derechos Humanos y la Noviolencia Activa. Contribuir a los procesos de desmilitarización de las conciencias, las instituciones y la sociedad, en y desde América Latina.
Fortalecer la resistencia alternativa desde los movimientos sociales frente a la imposición de modelos excluyentes, violentos y opresores por modelos de producción alternativos.