Agencia La Oreja Que Piensa. Por Carol Calcagno (*)
Luego de 7 películas mudas, el director Raúl Perrone, saca a relucir su último estreno llamado Cínicos presentado en el último BAFICI .
El Perro esta vez retrata una fábula montada en la Antigua Grecia, donde los integrantes de esta comunidad consideraban que la civilización era un mal y por eso despreciaban la riqueza, y repudiaban las ciencias, las normas y las convenciones.
El film fue íntegramente rodado en blanco y negro, en una vieja fábrica de dos pisos, con una ambientación bien lograda y de muy bajo presupuesto. Una de las marcas que deja este cine de autor.
Todo el material encierra múltiples escenas donde la irritación y la fascinación juegan reacciones extremas. La construcción de los personajes se basa en breves relatos, pero con una profunda carga emocional. Los rostros, tomados con planos muy cercanos, reflejan cada expresión. Y es imposible no registrar como los sentidos afloran. Se siente el hambre, se padece el dolor, se manifiesta la lucha, se huele la pena, se nota el castigo, se percibe el sometimiento, pero por sobre todas las cosas se advierte la locura. Dentro de este ambiente de oscuridad aparece la fragilidad del amor envuelta en poesía, que nos guía con cierta esperanza viva durante toda la película.
A diferencia de otras obras, Raúl esta vez, hace hincapié en lo carnal, en el deseo y en la manifestación del ser, sin tapujos, porque después de todo es una pura manifestación del arte. Verse al desnudo, con la piel al aire, pero más aún, con el alma sin abrigo.
Para el público que se detiene en el contenido, esta es una valiosa recomendación para no abandonar la butaca y apreciar la experiencia que este gran icono del cine independiente como lo es Raúl Perrone continua alimentando con fervor. Y con las mismas fuerzas del primer día.
(*) Escritora y Periodista.