Agencia La Oreja Que Piensa. Desde Puerto Rico. Por Nelson del Castillo. (*)
Nuestro inolvidable Luis Suárez López (1918-2003) hizo hincapié constante en que la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP) estaba en cada una de sus organizaciones.
Desde la Secretaría General primero y desde la Presidencia después, supo marcar con certeza la ruta necesaria para que la conducción de la FELAP se mantuviera apegada a los principios que le dieron origen (hace casi 40 años), el 7 de julio de 1976 en Ciudad de México: “Por un periodismo libre, en Patrias libres”.
En 1975, un año antes de la fundación de la FELAP, tuve la oportunidad de entrar en contacto con una pléyade de periodistas en el Hotel del Prado, que en 1985 sucumbió al terremoto que devastó a la capital de México.
Se trataba de periodistas a los que admiraba a distancia, como Genaro Carnero Checa (1910-1980), Ernesto Vera, con sus enjundiosos artículos en Granma, o Hernán Uribe Ortega, a través de la revista chilena Punto Final que, al igual que la publicación uruguaya Marcha, adquiríamos en una librería en Río Piedras, entonces la ciudad universitaria de San Juan.
Faenaban estos compañeros, desde un año antes, en el propósito común de fundar la FELAP, tema que predominó durante el cónclave de periodistas en uno de los salones del Hotel del Prado en cuyo vestíbulo adornaba, en la pared de la izquierda, el impresionante mural “Un domingo en la Alameda” del maestro Diego Rivera (1886-1957).
Muchos de los periodistas del hemisferio que allí estaban se encontraban exiliados en México a causa de las dictaduras neofascistas instauradas en América Latina con la bendición (cuando no la decisión) de Washington, la más reciente en Chile con Augusto Pinochet a la cabeza, por lo que se trataba de una tarea compleja.
Ese espíritu de lucha ha permanecido en los periodos confusos que ha atravesado la Humanidad y a los que no está ajena la FELAP, que es protagonista con los pueblos de sus quebrantos y aspiraciones, tal como ha dejado sentado su combativo presidente Juan Carlos Camaño.
Por eso, cuando muchos decidieron cruzar a la acera de enfrente para transitar la ruta cómoda de la colaboración con los enemigos perpetuos, la FELAP ha permanecido, en medio de las dificultades, apegada a los principios que le dieron origen y que la engrandecen en esta ruta hacia sus cuatro décadas de existencia.
Ahora hay que plantearse nuevos derroteros para la FELAP, como su inserción (del modo que corresponda como entidad que aglutina organizaciones de periodistas) en organismos como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) o la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) para delinear una visión colectiva en un área sensitiva en la que se requiere levantar las trincheras de ideas que nos ha legado el apóstol cubano José Martí (1853-1895).
Esta experiencia se cuajó con gran acierto por varios años en las Cumbres Iberoamericanas, donde junto a los colegas de España y Portugal trazamos agendas comunes.
En este sentido también tuvimos en 2001 una experiencia extraordinaria en La Habana cuando cientos de periodistas de América Latina y el Caribe sostuvimos, junto al histórico comandante de la Revolución cubana, Fidel Castro, cuatro días de debates de los que surgieron importantes proyectos comunicacionales todavía vigentes.
Esto debe estar contemplado en la agenda que se trace a partir de 2016, cuando la FELAP entrará por nuevos derroteros (apegada a los principios) al cumplir 40 años de lucha y celebrará su XII Congreso.
*Periodista. Secretario General de la FELAP