Agencia La Oreja Que Piensa. Por Gonzalo Fernández y Adela Ibañez.(*)
“Con las ollas de Corina
con las ollas de Corina,
vamo hacer una guisada,
vamo hacer una guisada,
para que coman los pibes
de la patria liberada”
(Canto popular en las marchas de Moreno).
Es importante referirse a prácticas descolonizadoras porque entendemos que existió y existe un proceso de colonización sobre las instituciones y saberes. Desde ya que la hegemonía de los paradigmas eurocéntricos ha constituido la filosofía occidental y las ciencias en el sistema-mundo europeo, moderno/colonial y capitalista/patriarcal en los últimos 500 años.
Dicha colonización se concreta en acciones institucionales que intentan imponer perspectivas deterministas, pensamientos reduccionistas, control social y disciplinamientos de los cuerpos, posicionando a un solo pensamiento dejando de lado o minimizando el saber popular.
En el territorio de Moreno las instituciones de la Educación Popular han sido a lo largo de la historia un gran sostén para los sectores más castigados y postergados.
A su vez, este territorio cuenta con un abanico extenso de organizaciones sociales que han cumplido diferentes roles.
De funcionar cumpliendo el rol del Estado, hasta apoyar en el trabajo territorial que se centra en la generación de políticas públicas en pos del bienestar de los barrios y la población.
La localidad de Cuartel V cuenta con un Consejo de Organizaciones Sociales de diversos barrios. Las mismas tienen por objetivo generar participación territorial de los vecinos y diferentes instituciones descentralizadas, realizar actividades en los barrios fundados en el quehacer e implementación de políticas públicas destinadas a diversas franjas etarias (niñez, juventud, mujer, adultos mayores).
En un marco de conflictividad educativa, sumado a la tragedia ocurrida en la Escuela Nro 49 de la Localidad de Trujui, Moreno, se comenzó a pensar dispositivos pertinentes donde las organizaciones sociales puedan llevar adelante prácticas educativas que sirvan de sostén al contexto educacional.
Así fue que se creó la Campaña de Apoyo escolar para los niños y niñas de los barrios de Cuartel V. Una propuesta que apunta a generar espacios de contención y acompañamiento de los niños, tanto a nivel educativo como familiar en diversas problemáticas sociales complejas presentes, como consumo problemático de drogas o violencia de género.
Las formas de colonización mencionadas anteriormente, sumadas a la complejidad a la que nos empujan las decisiones políticas de los gobiernos de turno de la región, conlleva a que; tanto la situación educativa de Moreno como la del país, se encuentre en peligro constante en relación a la institucionalidad de la educación como política pública sumamente importante para la sociedad.
Como contrapropuesta, emergen desde las bases territoriales de organizaciones Morenenses, prácticas de Educación Popular que, debido al contexto presente, deben reinventarse y fortalecerse para poder dar o intentar dar respuesta en el ámbito educacional.
Consideramos que trabajar desde la Educación Popular implica una construcción constante de saberes con un Otro acompañando hacia una transformación social permanente. Entendiendo al Otro desde una perspectiva y posicionamiento propios del Trabajo Social, donde el sujeto es sujeto de derechos, que tiene voz y decisión propia, un Otro que genera lazo social y vínculos con otros sujetos y con el entorno, que a su vez está constituido por cierta generalidad que lo hace estar conectado con el conjunto.
De igual manera, trabajar desde la educación popular requiere de una constante revisión del quehacer situado en donde se genere, como señaló Paulo Freire: “una nueva pedagogía enraizada en la vida de las subculturas, a partir de ellas y con ellas, será un continuo retomar reflexivo sus propios caminos de liberación”
Pensar el rol del Educador Popular, así también, el nuestro como ciudadanos de un territorio particular, de zona oeste, que pretendemos de-construir los saberes hegemónicos desde los diversos escenarios en los que participamos y que intentan muchas veces callar las voces de lo popular.
Comenzaremos analizando la construcción de saberes desde una perspectiva de integración, que relacione los saberes populares y científicos y que en el andar de los caminos conjuguen la praxis social (teoría-práctica)
La educación popular siempre estuvo presente en los territorios Morenenses, pero hoy en día, nuestras prácticas desde lo popular se encuentran en un desafío permanente; que es el de reinventarnos en lo socioeducativo, generando nuevas redes. Deconstruyendo lo “formal” y construyendo lo popular como una de las maneras fundamentales de dar respuestas a las falencias del Estado expresado en todas sus instituciones.
Falencia en cuanto manera de operar en relación a las políticas públicas y sociales, donde su orientación estatal que se basa en la fragmentación institucional, sumado a la falta de inversión y desprestigio institucional.
La educación popular es sinónimo de resistencia, de luchas y de conquistas en nuestro Pueblo, por eso, pretendemos desarrollar, en este escrito, su rol y sus prácticas ya que consideramos que apuntan a la emancipación y reivindicación de lo popular y que dan cuenta de las tensiones existente entre lo instituido-instituyente.
Entendemos que es fundamental dar cuenta de las relaciones en el territorio mediante el ejemplo de trabajo territorial e intersectorial que se realiza en la localidad de Cuartel Quinto-Moreno desde la educación popular.
Saberes populares en los territorios.
El plano de lo social implica estar atravesado por la cotidianeidad. Nos encontramos con un sin fin de saberes que subyacen en lo popular, significa que salen a la luz mediante la experiencia de las personas de haber transitado los barrios de forma colectiva o individual.
Será tarea de quienes ocupamos y ocupan espacios donde se represente al Estado de Bienestar y de derechos, donde se pueda valorar estas vivencias, recuperarlas y devolverlas al territorio mediante acciones transformadoras.
Es una posición concreta entender que los saberes populares nacen de las comunidades y deben ser replicadas en acciones para las comunidades; donde la participación comunitaria y horizontal, con circulación de la palabra genere diálogos dialécticos que movilicen sentidos para nuevas posibilidades, nuevos puntos de fuga.
El poder se encuentra en constante movimiento. Este dinamismo que posee en momentos se intensifican intentando continuamente callar las voces de lo popular.
Sobre todo en las instituciones legitimadas por el grueso de los habitantes, se llevan adelante prácticas desde perspectivas hegemónicas, dentro de la academia, pero allí mismo se encuentra una fuerte tensión entre conocimiento científico y el saber popular.
Es por eso que, nuevamente según Freire: “en las sociedades donde cuya dinámica estructural conducen a la dominación de las conciencias “las pedagogías dominantes” es la pedagogía de las clases dominantes”
Desde la academia, especialmente por parte de las disciplinas históricas, se reproduce el conocimiento científico a través de postulaciones que conllevan a pensamientos reduccionistas que anulan el saber popular, o peor aún que lo descalifican y deslegitiman.
Es decir, el conocimiento hegemónico normaliza el saber e impone una clasificación jerárquica.
Los territorios en su construcción histórica, en este caso Moreno, con gran recorrido en situaciones de crisis, re-surgen estrategias alternativas de supervivencia, que están formadas desde los saberes propios, saberes populares, como por ejemplo, las ferias en las plazas de los barrios, el trueque, los merenderos y comedores, Bachilleratos Populares y la Campaña de Educación Popular-Apoyo Escolar, etc.
Estos terminan marcando un camino de aprendizaje y continuo fortalecimiento entre vecinos y organizaciones; donde proliferan estos actores individuales y colectivos.
También es necesario que quienes buscan construir desde otros lados, se impliquen y acepten que toda ciencia es incompleta, tanto sus enunciados como sus prácticas. Esto conlleva a que se deba reconocer que dichas prácticas alternativas generan igualdad, intersectorialidad. Según el sociólogo Ramón Grosfogel: “La localización étnica, sexual, racial, de clase o de género del sujeto que enuncia está siempre desconectada de la epistemología y la producción de conocimientos.
Por medio de esta borradura entre la localización del sujeto en las relaciones de poder y la epistemología, la filosofía occidental y sus ciencias logran producir un mito universalista que encubre, esto es, que esconde quien habla y cuál es la localización epistémica en las relaciones de poder”.
Entonces, abrirnos hacia la complejidad implica romper las miradas hegemónicas.
La Educación Popular, surge de los territorios y termina consolidándose como la forma de dar respuestas a las faltas del Estado.
La potencia de lo grupal en la educación popular
La Educación Popular es sinónimo de grupalidad, allí se marcan acuerdos de trabajo que intentan favorecer el intercambio de saberes, que trazan redes mediante los lazos de solidaridad, cooperación, experiencias compartidas y formas de generar objetivos colectivos para la consolidación de estos espacios. Apuestan por la construcción colectiva con un Otro posicionado desde los sectores populares, desde el Pueblo, apuntando a la igualdad de conocimientos entre las personas.
La potencia del grupo se genera mediante la conjunción entre lo territorial y lo particular de cada relación que allí entrelaza.
Una de las estrategias que se da continuamente en el campo de intervención es la asamblea permanente en los espacios, lo que asociamos inevitablemente a lo que menciona la filósofa Judith Butler, de allí emana y se consolida la soberanía popular como: “la asamblea ya habla antes de pronunciar ninguna palabra”.
Juntarse así, de esa manera ya es representar en algún punto a voluntades populares. Hablamos de un entramado vivencial, de historias, de relatos, de significados, que se hacen raíz en el grupo.
Desde la Educación Popular se considera que cada persona posee y construye conocimiento, mediante sus experiencias, su vida cotidiana, y que esto lo construye como sujeto único y singular, como por ejemplo, en las reuniones en forma de asambleas barriales que se llevan a cabo 3 veces por semanas en diversas casas de los vecinos.
Aquí no se trata únicamente de que “yo sea un cúmulo de identidades, sino que soy de por sí una reunión, una asamblea; más aún, soy una asamblea general o un ensamblaje”. (Buter,2015)
Al entender esto, se marca un posicionamiento, que apunta a la potencialización de los sujetos y de las prácticas grupales en torno a la Educación Popular.
Fortalecimiento de las organizaciones territoriales
En el territorio de Moreno funciona hace 2 décadas el Consejo de Organizaciones Sociales de Cuartel V, siendo un ente que tiene como objetivo generar redes interinstitucionales y organizacionales en el territorio.
En la actualidad, forman parte del Consejo un total de 20 organizaciones sociales, cada una de ellas con sus proyectos y actividades descentralizadas en los barrios.
En el marco del contexto actual signado por la conflictividad en torno a lo educativo, se pone el acento en la apertura y construcción de estrategias que apunten a generar espacios propicios de contención y acompañamiento de los niños que no concurren a los establecimientos educativos, como por ejemplo, los espacios de Apoyo Escolar que abrimos en 11 organizaciones sociales de diversos barrios.
Es por eso que adherimos a pensar la educación popular como señala De Souza Santos: “una ecología de saberes, en donde es el conocimiento como intervención de la realidad que es la medida de realismo, no como el conocimiento como una representación de la realidad”
La Educación popular como intervención social se genera mediante la interacción y vínculo con un Otro, es por eso, que son fundamentales los espacios que lleven a cabo prácticas educativas y comunitarias donde, una vez más citando a Freire: “la práctica de liberación sólo encontrará adecuada expresión en una pedagogía en donde el oprimido tenga condición de descubrirse y conquistarse, reflexivamente, como sujeto de su propio destino histórico”.
Estos espacios, se llevan a cabo enmarcados en la Educación Popular, de manera innovadora se crean espacios donde convive la educación formal y la popular. Siendo así Moreno un territorio singular por las situaciones que vivencia.
Dichos espacios se conjugan en prácticas principalmente de alfabetización, en donde cada persona “aprende a escribir su propia vida, como autor y testigo de su propia historia. Siendo método de alfabetización, tiene como su idea animadora toda una dimensión humana de la “educación como practica de libertad” y de la superación liberadora de la conciencia humana”
Esto significa que posicionarnos desde la educación como práctica de libertad nos da la posibilidad de re-pensarnos como sujetos socio-históricos que estamos atravesados por diversos contextos que nos construyen continuamente, a su vez, nos permite interpelarnos y apostar a una idea superadora de educación que surge desde nuestros territorios.
En donde “el alfabetizando también sabe que la lengua es cultura, de la que el hombre es sujeto, se siente desafiado a develar los secretos de la construcción a partir de la construcción de las palabras, también ellas es construcción de su mundo, va redescubriendo al hombre como sujeto de todo proceso histórico de la cultura” (Freire, 2005, 35)
La educación popular es constructora de subjetividades, de modos de accionar en una cultura dada, y es por la cual uno, como sujeto, comprende su entorno, su cultura y su historia singular y colectiva. La educación popular significa inclusión e integración, en un contexto que tiene como objetivo excluir(nos)
Desafíos
Consideramos necesario plantearnos diversos desafíos que permitirán complementar la acción territorial desde una perspectiva de integración e inclusión social, a su vez, creemos que son fundamentales para seguir repensando(nos) como actores comprometidos con la realidad socio-educativa en nuestros territorios. Comenzando con la revisión constante de marcos conceptuales de los educadores en torno a pensar la educación desde el pensamiento situado y latinoamericano.
Posicionarnos desde la educación como práctica para la liberación contiene necesariamente el desafío de propiciar la integralidad de los contenidos educativos; favoreciendo a que estos puedan mezclarse, entrelazarse con las vivencias de los niño/as.
Allí se profundiza también otro desafío, sostener la horizontalidad como acción a diferencia de las prácticas habituales que tienden a posicionarse desde prácticas verticalistas y reduccionistas.
Finalmente, algo que refiere no a la particularidad de cada educador, sino a lo contextual que casi siempre nos supera; es el desafío de sostener los espacios físicos a través del tiempo, enmarcados en la educación popular.
Este último será un desafío que nos involucra a todos, valorizando estas prácticas (de niveles micro, meso y macro sociales) y auto-valorizarnos quienes las ejercemos. Disponiendo e invitando a la participación comprometida.
Bibliografía
Butler, J. (2015). “¿Se puede llevar una buena vida en medio de una mala vida? En Cuerpos aliados y lucha política. Hacia una teoría performativa de la asamblea. Paidós: Buenos Aires.
De Souza Santos, B. (2018). “El colonialismo insidioso” en Diario Página 12. Disponible en:https://www.pagina12.com.ar/105534-el-
Escribano, A. Estudio de los cuerpos en las ciencias sociales
Freire, P. (1993). Pedagogía de la esperanza: un reencuentro con la pedagogía del oprimido. Siglo xxi.
Grosfoguel, R. (2007). Las implicaciones de las alteridades epistémicas en la redefinición del capitalismo global: transmodernidad, pensamiento fronterizo y colonialidad global.
(*)Trabajadores Sociales, graduados de la Universidad Nacional de Moreno.
Trabajan actualmente en los municipios de Malvinas Argentinas y Merlo.