Messi va por la corona que Maradona nunca ganó (foto: ANSA)
Agencia La Oreja Que Piensa. (ANSA) - RIO DE JANEIRO 9 JUL –
Lionel Messi batió casi todos los récords con Barcelona y con Argentina, en la que es el jugador con más presencias además de artillero histórico y a la que intentará llevar nuevamente a la cima del fútbol sudamericano mañana frente a Brasil, el eterno "enemigo".
La tierra que le negó la gloria hace siete años y el escenario en el que la imagen de aquella final perdida con Alemania terminó siendo su mirada fija en una Copa que no pudo alzar esa tarde en el Maracaná.
Ese mítico estadio en el que Brasil perdió la que pudo ser su primera Copa del Mundo como anfitrión en 1950 frente a Uruguay ante 170.000 brasileños que se aprestaban para festejar y terminaron penando.
Brasil debió esperar ocho años para calzarse la primera de sus cinco coronas mundiales, en Suecia, la primera también de tres que festejó con Pelé.
Argentina sólo pudo ser campeón por primera vez en 1978, en su país ensangrentado por la dictadura, y repitió ocho años después en el Estadio Azteca al derrotar en suplementario a Alemania con Diego Maradona alzando la Copa al cielo con "la mano de Dios" con la que doblegó a Inglaterra en cuartos antes de convertir el mejor gol en la historia de los Mundiales.
No pudo repetir con Carlos Bilardo en Italia 90 ante el mismo rival tras eliminar a la anfitriona Italia en semifinales por penales, vía por la que dejó en el camino a Yugoslavia en cuartos. Antes había pasado Brasil, al que superó en su casi única llegada del partido gracias a otra genialidad de Maradona y a un gol de Claudio Caniggia que se sigue gritando hasta el día de hoy.
Ese partido resultó aún más épico porque Maradona llegó al duelo con su tobillo izquierdo destrozado desde a fase de grupos y hasta la final con Alemania.
Maradona, que ya estaba en "guerra" con Italia (no con Nápoles), terminó con lágrimas de dolor por la Copa que se le escapó aquella tarde en la que el árbitro mexicano Edgardo Codesal le concedió revancha a Franz Beckenbauer como técnico del combinado teutón.
El mismo Maradona que reía a carcajadas cada vez que le recordaban la anécdota (que corroboró sin dar nombres) del bidón de agua contaminado del que le dieron de beber al brasileño Branco, quien pareció sentir después los efectos del "brebaje" en ese partido.
Hasta que llegó aquella jugada memorable de Maradona que Caniggia trocó por gol, Brasil peloteó literalmente a Argentina y a Sergio Goycochea, luego devenido en "héroe" en las series de penales que mandaron a casa a Yugoslavia y a pelear a Italia por el tercer puesto.
Sergio "Chiquito" Romero lo emuló en Brasil 2014 en los de penales frente a Holanda por las semifinales de un Mundial del que la "canarinha" se despidió con una paliza histórica de Alemania en el Mineirao, que ese día se convirtió en el nuevo escenario de su peor tragedia mundialista y permitió que los fantasmas del "Maracanazo" finalmente descansaran en paz.
Fantasmas que vuelven a agitarse a horas del duelo con Argentina, que buscará cerrar una vieja herida y premiar con un título a una generación comandada por Messi y que integran también Sergio Agüero y Angel Di María, dos sobrevivientes de aquella final que también tendrán su chance de revancha.
Si lo logra será histórico y justo para un Messi que como Maradona fue campeón mundial juvenil y, además, campeón olímpico en Pekín 2008, alegría que experimentó por primera vez, ocho años más tarde en los Juegos de Río, su amigo y ex compañero brasileño en Barcelona Neymar.
La máxima figura del Brasil de Tité también busca celebrar su primer título en Copa América, en la su tercera participación tras perderse por lesión la anterior que consagró campeona a la "canarinha" siendo anfitriona en 2019.
"Lo respeto mucho, pero quiero ganar", afirmó hoy Neymar, palpitando la final frente a su amigo y ex compañero Messi.
"Siempre hice fuerza por él y por Argentina cuando el rival no era Brasil, como en la final del Mundial 2014, pero esta vez la amistad quedará fuera de la cancha", advierte el talentoso delantero del París Saint-Germain.
"Se que él busca este título desde hace mucho tiempo, pero yo también quiero ser campeón de la Copa América por primera vez", destacó Neymar, molesto con algunos fanáticos brasileños que harán fuerza por Argentina en esta nueva edición del clásico sudamericano.
Brasil llega como favorito y también lo es para el presidente Jair Bolsonaro, quien pronosticó una victoria por 5-0 durante el cierre de una cumbre virtual del Mercosur y en medio de la derrota que sufre su pueblo frente a una pandemia que se cobró más de medio millón de vidas.
La "canarinha" no brilló en el último tramo del torneo, pero ganó todos sus partidos (salvo el que empató ante Ecuador en el cierre de la fase de grupos estando ya clasificado) sin necesidad de recurrir a los penales.
Sí debió hacerlo Argentina, que sin contar el empate con Chile del estreno también ganó todos sus partidos, para eliminar a Colombia en semifinales con una actuación memorable de su arquero Emiliano Martínez, devenido en héroe inesperado tras desviar tres de los cinco remates desde los 12 pasos tras meterse en la piel de Goycochea y de Romero.
El tobillo izquierdo ensangrentado de Messi por una falta en ese partido de Frank Fabra también hizo rememorar aquel tobillo izquierdo en Italia 90 de Maradona que ya había fracturado Andoni Goicoechea en el Camp Nou en un Barcelona-Athletic de Bilbao que por suerte lo sacó de las canchas apenas por tres meses cuando parecía que podía retirarlo del fútbol.
Lo que hubiese perdido el fútbol, que lo perdió ese fatídico 25 de noviembre, pero lo resucita cada vez que rueda una pelota y lo rememoró con un sentido homenaje en el debut de Argentina en esta Copa América.
Fue en el Estadio Nilton Santos, más conocido como "Engenhão" y antes bautizado como Estadio Olímpico João Havelange, por aquel presidente de la FIFA al que Maradona ignoró con desprecio cuando se consagró campeón mundial en México.
Un Maradona que seguramente estaría haciendo fuerza para que Messi conquiste la Copa América que él, que jugó tres ediciones y también lo ganó todo, nunca pudo alzar.
Su espíritu, siempre presente sobre todo cuando juega Argentina, sobrevolará el Maracaná este sábado y celebrará desde el cielo si Argentina logra sacarse la espina nada menos que ante el clásico rival y para desgracia de Pelé, que lo sobrevivió para verlo convertido hoy definitivamente en leyenda. (ANSA).
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