Agencia La Oreja Que Piensa. Por Juan Jose Panno (*)
Dos semanas ya, y como los japoneses que no se habían enterado que terminó la guerra y siguieron mucho tiempo escondidos en un hoyo, de vez en cuando nos sorprendemos entonando bajito: “vamos vamos Argentina vamos , vamos a ganar”.
Y seguimos teniendo pesadillas con el coloradito Gotze, porque nos caen pesados los goles que nos comimos y nunca podremos digerir.
Si vamos al cumpleaños de un querido amigo después del happy birthday todos cantamos “amigo, decime que se siente, tener más años que Pelé”. Si nos visita una hija que vive en otro país le cantamos “ Hija, decime que se siente, estar en casa de papá”. Y así.
Somos los nostálgicos del Mundial, gente que anda por la vida parafraseando a Isidoro Blaisten “ con el corazón abierto por melancolía” preguntándonos todavía qué pasaba si el tano cobraba el penal del arquero alemán y cómo hicieron los brasileños para soportar todas nuestras cargadas y cómo hizo la FIFA para darle el premio al mejor jugador a Messi y cómo hacemos nosotros para bancarnos que el Mundial terminó y que para el próximo vanos a tener que esperar cuatro años. ¡Cuatro años! Cuatro…cientos años de sensación temporal.
Los nostálgicos del Mundial somos gente civilizada y por eso aceptamos la deserción en nuestra filas de los hinchas de San Lorenzo, gente que de momento está en otra y no se pregunta- cómo nosotros- si hay pronto algún Mundial de alguna cosa.
Cuando nos enteramos que este año se disputa el Mundial de basquetbol y nos dicen que el año que viene hay Copa América y al año siguiente una Copa América ampliada con los de la Concacaf, capaz que se nos escapa una mueca chiquita, apenas respetuosa con el interlocutor. Y decimos estúpidamente: “ ahí , mirá”.
No alcanza. Y tampoco alcanza la noticia de que la semana que viene empieza el campeonato local. Queremos Mundial, brasileños con la camiseta de Alemania para putear, Mascheranos cruzando a tiempo, para emocionarnos, partidos con tribunas contrapuestas, queremos que las amadas mujeres vuelvan a despertarnos nuestras bestias interiores cuando preguntan si ya empezó tan rápido la serie de penales cuando cobran un penal a los diez minutos de un partido.
Te perdonamos todo Mundial , los silbidos a Dilma, los manejos de la FIFA, los dientes de Suárez, las dudas de Sabella, los vómitos de Messi, los penales no cobrados, todo.
Volvé Mundial, te perdonamos. Y vení, veni, canta conmigo…
(*)Periodista.