Agencia La Oreja Que Piensa. Argentina 2010.(Por Alberto Borda)
La música es el denominador común en la vida de Sonia Abán. Y lo reconoce con orgullo esta cantante y profesora de danzas nacida en Capital Federal, criada en Los Polvorines y con un fuerte ascendiente de su familia salteña por el folklore.Durante una rica charla Abán recorre su carrera artística y habla de su próxima presentación junto con los guitarristas Roberto Romero y Carlos Soloaga, que será el 26 de septiembre en el Centro Cultural Raíces. “Vamos a hacer el segundo show del año con un repertorio nuevo. Estaremos con el grupo Trascendencia, con el negro Aldo que es un compañero que viene con su grupo, con el grupo de Tigre Música Andina, con Gonzalo Guzmán y también mis sobrinos de Escobar, que son músicos”, cuenta la cantante.
- ¿Cómo surge la música en tu vida?
- Mi familia es de Salta. Hay ciertos ámbitos del folklore que les gusta que uno sea del interior. Y no lo niego, porque me he criado con las costumbres que no tiene que ver con hijos de salteños. Somos tres hermanos y todos distintos, pero me siento con una carga familiar que la llevo con orgullo, que la investigo y la cultivo, que no es tan rústica por ahí.
- ¿Sentís como una influencia familiar?
- En mi casa se guitarreaba. Era chica y el guitarrero era mi padrino. Recuerdo esa música en familia, y el cantar todos juntos en el patio de mi casa. Hubo navidades con bailes en la calle y otras con grandes guitarreadas más intimas porque no era la gran orquesta. Era solamente una guitarra o un bombo. Y cantábamos todos juntos, incluso a mi madre que lo hace muy bien. También mi hermano y mis primos. Así fuimos creciendo, así transcurría el tiempo.
- De ahí tu vocación por el canto…
- Yo no tenía una voz sobresaliente, pero en 1989 ingresé al Coro de la Casa de la Cultura de General Sarmiento, que dirigía el profesor Juan Carlos Castro, y allí descubro una actividad que no pensé que me iba a gustar tanto.
- Y por esa época también estabas estudiando danza…
- Sí. Egresé del Profesorado Nacional de Danzas Nativas y Folklore en 1991. En ese tiempo también formé parte del Grupo Danzares, con el que ganamos el primer premio del Pre Cosquín en 1990.
- Tu vida estaba decididamente encaminada…
- Sí, pero con el ingreso al coro conozco otra gente, otros amigos distintos de la escuela. Esto me llevó a tener un grupo enorme de compañeros con los que nos nutrimos a través de la música: el gordo Nacho, que es músico terapeuta y trabaja en escuelas especiales; Nancy Cartelli, docente plástica; el director del coro Juan Carlos Castro, con quien tomo clases particulares de canto; Oscar Peretto, quien me convoca para integrar su grupo. En esa época no hacía folklore. Lo mío era la danza, pero lo dejé al tener actuaciones con la música.
- ¿Y cuándo te presentaste como Sonia Abán?
- Hace siete años, dos guitarristas muy tradicionales como Roberto Romero y Carlos Soloaga necesitaban una voz. Fui, cante y les gustó. Conseguir músicos no es nada fácil y armamos algo que yo necesitaba, algo tradicional, que tiene que ver con una guitarra que hace ritmos, punteos, pero nos nutrimos mutuamente.
También está el percusionista Leonardo Echecopar, que hace buenos coros. El nos reunió. Así me presento como Sonia Aban. Con ellos encontré la seguridad para poder interpretar las poesías que decidimos. Esta formación nos llevó a lugares más folklóricos. Con temas más bailables, pero nunca sentí que nos vendimos a lo festivalero sino que se da porque es la esencia del tema. Me siento que alcanzo algo que me llevó mucho tiempo. Hay temas de Castilla y Leguizamón, Carnota, Yupanqui, Peteco Carabajal. Andamos por la zamba y el chamamé.
- Pero en el dúo que formas con Quique Gravano cambia un poco el estilo…
- Es verdad, allí el repertorio es más latinoamericano. Nos llamamos “Canciones Rústicas” haciendo cosas de Pedro Guerra, los uruguayos Fernando Cabrera, Aníbal Sampayo y Rubén Rada, Cecilia Tod. También hacemos música de Perú y algunas chacareras. Quique Gravano toca tumbadoras, bombo, cajas peruanas, tabla de lavar, semillas y ramas secas. El 18 de septiembre vamos a tocar en la presentación de la artista plástica Alicia Cosentino, que vive en La Reja. Ella nos escuchó y de allí nacieron tres obras. Por supuesto que vamos a estar en la inauguración de la muestra.
- También trabajas con el dramaturgo Jorge Paladino.
- Sí, fue para cantar en la obra “Romance a la guerra del atlántico sur”, que primero eran poesías de Malvinas y después si hizo una puesta poética musical, donde hay canciones como si fuese la patria la que canta. Con Jorge también hago una ópera popular sobre Cutral-Co llamada “Teresa se alza con piedras”, que incluye un diálogo entre Omar Carrasco y Teresa Rodríguez, donde Omar dice: “Yo no me quiero morir, pero estoy seguro que nos transformaremos en bandera”. El enfrentamiento del pueblo con la Gendarmería está bailado. Tiene mucho vuelo artístico. Participar con Jorge me lleva un tiempo de ensayo porque soy coreógrafa y como es una ópera, mucha de las escenas son cantadas. La puesta se hizo hace 10 años, y se nos hace complicado presentarla. Ahora tenemos la idea de filmarla para que el DVD pueda llegar a todos lados.
- ¿Recibir tantas convocatorias te hace sentir más afianzada en tu carrera?
- Siento que mi madurez de la relación con la canción la alcancé con el folklore, estoy nutrida de todo esto y desde algún punto lo más lindo de la gente, es lo que devuelve. Ahora me siento más segura cuando me convocan como invitada. Por ejemplo, Oscar Peretto me llamó para participar con tres canciones en su disco “Terrazas”. También hay un dúo de Muñíz, Los Cardozos, que viaja siempre a Europa, y me invitaron a participar de su disco grabando un vals con un maestro que se llama Jorge Cordone. Me siento muy considerada y mimada por toda la familia de la música.
- ¿Cómo ves la cultura en la región?
- A veces me sorprendo porque voy a ver un espectáculo a otro lado y me encuentro con gente que no sabía que tenía las mismas inquietudes que yo. El problema es que no tenemos comunicación. Aquí en Los Polvorines no hay lugares, y veo cero de actividad cultural. Todo lo que hay se recibe desde lo oficial o por el día de la primavera, el día del niño.
- ¿Y vos como te manejas?
- Tengo asumido que es muy particular mi manera de remar. No he dedicado todo el tiempo a la música. Mi tiempo libre es para escuchar música en vivo, para grabar, para conseguir música rara, buscando repertorios, tratando de conectarme con los pares.
- ¿Cuál es el peso de las tradiciones dentro de la música?
- Hace unos días estuve mirando un espectáculo. La primera parte la hicieron tres chicas jóvenes muy talentosas, porteñas, con un respeto a las tradiciones. Pero no dejaban de ser estudiosas, que se informaron e hicieron una lectura muy valiosa. La segunda parte se trató de un músico salteño, autodidacta, que reproducía el repertorio del padre, y popularmente arrasó. La gente esperaba el momento de verlo a él. Pero las dos cosas valen. Yo me preguntaba de qué lado estoy. Porque por mi formación dentro del folklore más moderno me siento identificada con Suna Rocha, Carnota, Dúo Salteño. Pero comparada con esas chicas que han estudiado, que seguramente vienen de un conservatorio, me sentí a mitad de camino. Hoy por hoy vocalizo porque sé que es lo mejor. De hecho me gusta, esta muy bueno. De todas maneras hay mucha gente que elige seguir siendo rústico porque es su propuesta.
- ¿Cómo vez a la prensa local?
- Cuando tengo una fecha trato de comunicarme con quien me abrió la puerta en esos espacios. Siempre la paso bien en los medios que me invitan. Pero uno es el que propone si puedo estar en tu programa. Hay colegas tuyos me dan más difusión. Lo que me gustaría es que aquí en Malvinas Argentinas haya un espacio, un anfiteatro, sería muy bueno. Cuando veo a mi hija emocionada porque me ha ido bien en la actuación, es emocionante. Y para mí sería importante ver a mis vecinos que puedan escucharme, con otros músicos de aquí, para fortalecernos.
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