Agencia La Oreja Que Piensa. http://www.serpajpy.org.py
Recogimos voces de las mujeres del Norte de Paraguay, articuladas en diversas organizaciones campesinas, comités y asociaciones, quienes nos cuentan su experiencia en el contexto de pandemia por el COVID-19 en este material.
La vida de las mujeres campesinas y sus resistencias ante el aislamiento social es una situación difícil de sobrellevar.
A todas nos ha tocado el aislamiento social, tanto en lo urbano como en lo rural, pero para las doñas, las mujeres de las organizaciones campesinas, la situación no fue nada fácil. La cultura cotidiana del jotopa (juntarse) ya sea en sus grupos, comités o asociaciones, tuvo y tiene sus alteraciones.
En varios distritos del Departamento de Concepción la vida continuaba a pesar de las restricciones y el aislamiento, los primeros días ha costado aceptar el “quedate en casa” por diversos motivos, el trabajo de la changa es fuera de la casa, la venta de los productos es fuera de la casa, las ferias en los mercados son fuera de la casa, la entrada de efectivo para la compra de productos se consigue únicamente fuera de la casa, pero aun con estas dificultades continúan con su autoabastecimiento para afrontar la situación a corto plazo, dándose cuenta que si va para rato, les traería dificultades.
-“Tenemos intención de fortalecer el autoconsumo para superar. Tenemos fuerza gracias a la organización y al apoyo que nos dan también en esta situación para poder superar. Nosotras sufrimos mucho control, no podemos movernos, tenemos interés en sembrar, pero no tenemos semillas”.
-“Como organizaciones tenemos nuestra línea con respecto a esta pandemia, nosotros lanzamos ante esta situación la promoción de la producción de autoconsumo, ya nomás se tiene que plantar para la comida, sean granos o en la huerta.
Nosotros tenemos que reforzar este tema y hablar de la agricultura familiar campesina. En ese sentido planteamos potenciar lo que tenemos; la huerta, por ejemplo, ayudarnos, conseguir las semillas, apoyarnos para potenciar el alimento para las gallinas, sembrar maíz, como podemos mejorar la alimentación de los chanchos, ya que nos quedamos en nuestras casas y estamos trabajando en nuestras huertas.
Aprovechamos nuestros tiempos. Ya no hay plata y no hay circulación y sí hay muchos productos. Por ejemplo, nosotras tenemos multimezcla, tal vez se puede ayudar a vender nuestros productos por la ciudad. O si hay mucho queso, etc., buscar juntas esas salidas”.
-“Preocupante. No sabemos cómo va a avanzar, cada vez más casos, cada vez más estrictas las medidas sanitarias, la gente que estaba trabajando en las ciudades está volviendo al campo ya sin trabajo, todo paró también en la campaña, no hay venta de productos, etc. La asistencia del gobierno llega muy poco y a muy pocos, no se sabe ni de donde retirar. El pobre siempre sufre más. Nos quedamos en nuestras casas, pero nos desesperamos. Algunos ni tienen chacra, no están en organizaciones, no están preparados”.
-“Nuestras preocupaciones son todas parecidas y nosotras no podemos solucionar, solo nos queda apoyarnos. La situación nos afecta a todas y nosotras nos comunicamos siempre.
Hay compañeras que tiene mucho miedo, hay 2 compañeras de horqueta que tuvieron infarto y eso también es un peligro, si vemos la tele y escuchamos las noticias y no estamos sanas nos pueden matar otras cosas, entonces nosotras también hablamos sobre eso, nosotras nos encontramos a veces y tenemos nuestro grupo de WhatsApp, también tenemos nuestro trabajo en la huerta y aunque no nos encontremos entre todas, hacemos nuestro grupo de trabajo.
Nosotras nos alentamos unas a otras y sabemos que tenemos que cuidarnos. Nosotras seguimos encontrándonos, pero hay compañeras que desaparecieron luego, aunque seguimos en contacto a través del grupo de WhatsApp”.
-“No tenemos más reuniones, pero tenemos nuestra huerta, tenemos grupos de trabajo de dos en dos y seguimos con nuestros grupos de trabajo en el comité, pero ya no tenemos reuniones.
Y nos comunicamos a través de la tecnología. Cuando tenemos necesidad nos encontramos, pero entre pocas porque siempre hay cosas que resolver. Cuidamos nuestra producción conjunta a través de los grupos de trabajo. Acomodamos y hacemos, no paramos el trabajo del comité”.
-“Es muy pesada la situación. Demasiado grande lo que pasa y no está en nuestras manos. En la campaña aguantamos un poco más, pero la mayoría de la gente que trabaja afuera y depende de eso es un problema porque aunque ahora se esté paliando, cuanto más tiempo pase va a ser más difícil, los que estamos organizados hacemos muchas cosas juntos y por eso no sentimos tanto pero además de esta situación tan difícil viene la sequía y esto no acompaña nuestros esfuerzos, por eso tenemos que ir buscando las formas de paliar la situación.
Es cierto que aún hay mucha gente que sale, pero también hay que tener en cuenta que muchos salen porque no tienen alternativa, porque la necesidad obliga. Si esto se prolonga mucho me preocupa que no vamos a poder atajar a la gente para que se quede en su casa. Si hay hambre la gente va a salir”.
Así la vida de las mujeres va andando, resaltando el valor de sus organizaciones y de estar juntas, de reconocer y reafirmar la identidad con la agricultura familiar campesina y agroecológica. Con sus tiempos para sus chacras y animales domésticos como fuentes de la soberanía alimentaria.