Agencia La Oreja Que Piensa. 2014. Por Silvia Nora Borrajo y Fidel López.
La Revolución Cubana fue un disparador para las letras en todas y cada una de las personalidades, de allí, el llamado boom de la literatura de este continente. El que mejor recogió ese llamado fue García Márquez con su grandioso realismo mágico.
El realismo mágico viene a cerrar la órbita perfecta que Europa quiere de Sudamérica. Una revolución con hombres apasionados y un gran escritor que escribe novelas mágicas, en las que todo pasa, desde lo esotérico, desde las sabidurías ancestrales, desde las zonas arrasadas por el calor, donde el calor que es hermano de la pobreza y enemigo del frío y de la razón que surge a su amparo.
Así, el realismo mágico es fruto de esa creación de la filosofía europea y hasta de sus agencias literarias. Entre tanto, Gabo escribe o ha escrito –antes del Nobel– textos de enorme valor como El coronel no tiene quien le escriba, donde la palabra “Mierda” adquiere un valor estético, literario, que nunca ha tenido ni tendrá. “El coronel necesitó setenta y cinco años –los setenta y cinco años de su vida, minuto a minuto– para llegar a ese instante. Se sintió puro, explícito, invencible, en el momento de responder: – Mierda; responde, así, a la pregunta de su esposa; esa pregunta es: qué comeremos durante los próximos cuarenta y cinco días hasta la riña de gallos”.
Quisiera quedarme con la imagen de Gabo, desde el costado de los derechos humanos, él se interesó por los perseguidos y martirizados en la Argentina. En especial por la vida de Haroldo Conti, siempre le llegaban noticias sobre él, y cada noticia era mala, pero aún así dejaba siempre una última esperanza. El título que le puso a la de su muerte es uno de los más grandes de la historia del periodismo: La última mala noticia sobre Haroldo Conti. Hay que ser un gran escritor para escribir un texto semejante. Hay que ser una gran persona para guardar siempre la absoluta coherencia de un revolucionario de las letras y de su acompañante incondicional, la América Latina.