Agencia La Oreja Que Piensa. Por Aldo M.Etchegoyen(*) Siendo niño he visto como las viñas literalmente lloraban luego de la poda, son lágrimas producto de la sabia que escapaba por las heridas del corte. Me llamaba la atención el fenómeno y, en mi inocencia me preguntaba ¿por qué lloran?
¿Será porque luego queman sus ramas cortadas luego de la poda?
¿Será porque pronto les pondrán sulfato para evitar las plagas?
¿Será porque serán atadas a los alambres del parral?
Han pasado los años y aquella pregunta del por qué lloran los viñas podría ser hecha pensando en lo que está sucediendo en el territorio palestino e israelí.
Acabo de recibir un correo desde Mallorca diciendo: “Acabo de hacer contacto con Gaza. Son más de cien los muertos muchos de los cuales son niños. No hay morfina en algunos hospitales ni personal para atender a los centenares de heridos que llegan. Hay cortes de luz. Gaza está totalmente desbordada”
Por su parte noticias periodísticas consignan unos 700 heridos siendo el 70% mujeres, niños y niñas producto de los bombardeos continuos, unos 1100 objetivos en cuatro días.
Pienso en los familiares de los tres adolescentes judíos asesinados.
Pienso en miles de casas palestinas destruidas como también plantaciones devastadas.
Pienso en la resolución de las Naciones Unidas décadas pasadas marcando la “línea verde” delimitando territorio palestino e israelí, línea borrada definitivamente por el muro que la desconoce.
Pienso en las vidas que ya no están porque las destruyó la guerra.
Pienso en los esfuerzos a favor del diálogo en busca de la paz nuevamente pisoteado por la loca escalada de muerte.
Seguramente los olivos estarán llorando viendo y sintiendo en carne propia tanto dolor y pienso….mientras el poder de las armas sea más poderoso que los valores sagrados, nunca habrá paz.
El mandamiento No Matarás ha sido olvidado, hay motivos para llorar.
(*) Obispo(e)Iglesia Evangélica Metodista Argentina