Agencia La Oreja Que Piensa. Por Claudio Tejerina (*)
(para vivir en una sociedad socializable, socializante y sociabilizadora neurotóxica dependiente)
¿Qué?, ¡ah!, le duele la cabeza, bueno, salieron los nuevos dormi-tranquilizadores de acción rápida, que…
La señora se levanta a las siete de la mañana, despierta a la familia (perro y gato incluidos). Pide que le sirvan el desayuno, en el predominan el olora huevo frito, a tocino y la distinción de color la da el jugo de naranja,Integrantes todos del desayuno global.
La televisión encendida por el jefe de la casa, anuncia el clima para el dìa y alerta a los “ciudadanos” sobre los robos y secuestros, ya que al día anterior desbarataron una banda de “malviviente” y pasan imagen del jefe de la banda y su prontuario, “deben estar tras las rejas, son una amenaza
constante para nuestra sociedad”, agrega el periodista, acto seguido anuncia la llegada al país de la nueva sensación del pop.
El marido parte a su trabajo, los chicos rumbo al colegio con sus
uniformes de escoceses colores, una mucama saca al perro y la otra levanta la mesa. La señora reza a la Virgen. Se maquilla y se va a su oficina.
Conduce su auto, sale del country, saluda al vigilante y al entrar en la ciudad le llama la atención los colectivos y sus ocupantes, “¿irán muy apretados? Bah,
¿Cuánto viajan, 15 o 20 minutos?. Detesta que se le acerquen para venderle algo en las esquinas y menos que le toquen el parabrisas, “en otros países esto no pasa”, dice, mientras enciende un cigarrillo light.
En la radio dicen que están cortadas las calles del microcentro y que los ciudadanos no se enojen ya que es una “costumbre argentina” vivir en el desorden, en la constante violación de nuestro derecho constitucional a circular libremente
(el periodista omite decir cuál es la causa de los cortes)
La señora estaciona su auto, hace activar la alarma, entra a un quiosco a comprar algo para el dolor de cabeza, el quiosquero le ofrece una batería de pastillas (a una sociedad a la que se le controla su estado se ánimo, es bueno que pueda elegir sus drogas).
Escoge la de acción rápida que cuida su estómago. Ingresa a un bar, pide que le traigan el diario de hojas grandes,cuyo titular reza “Negociar con el fondo es crucial para que el país vuelva a la senda del crecimiento”, y más abajo “Es loable la actitud de la Iglesia frente al aborto, a la educación sexual y al matrimonio homosexual”.
En una esquina, “Madre que mató a un bebé al nacer ya está entre rejas” y en la foto, un juez norteamericano que lleva decenas de penas de muerte en su haber llega al país para hablar de la sociedad del futuro y el derecho.
Suena el celular, la señora atiende, y es la modista que le dice que ya está el vestido para los 15 de la nena (María Pía). Después, la señora llama a su amiga de toda la vida para ver si ya ha conseguido la estancia para el cumple.
“Sí-le dice-, con cura y todo, para que la bendiga”. En esos momentos se acuerda de la inseguridad y averigua por un nuevo circuito cerrado de televisión (a pesar del que posee el country), las mejores alarmas y por una nueva mezcla de perros que hacen en Inglaterra.
Al hojear el diario, ve un aviso de media página de un nuevo cementerio parque “A 10 Km. de Capital, la tranquilidad de estar en el paraíso”, dispara su frase matadora. Ala señora le interesa, pero consultará a la noche con su marido.
Le traen su cortado, mientras busca la editorial del diario, que coincide con su enfoque ideológico y más, si habla de la propiedad privada y de cómo defenderla. No le calma el dolor de cabeza, toma otra pastilla y se prepara para enfrentar al microcentro.
Se acuerda de su abuela (la señora se acuerda de su abuela) que está en un geriátrico a las afueras de la ciudad “es muy bueno -piensa- están los mejores especialistas”.
Su madre ha ido a broncearse al Caribe y vuelve justito para el cumple de la nena. Llega a la oficina, suenan los teléfonos,
que el contador, que el abogado, que la limpieza, el mantenimiento, las chequeras.
En medio de tanto lío, la señora se las ingenia para pensar en el almuerzo “ensaladita”, “algo bien light”, “algo de buen tránsito intestinal”.
La AFJP (en plena vigencia) le ha mandado su resumen que tiene un caudal interesante. La señora ha tenido antepasados que le han ofrecido un buen presente y ahora ella empieza a acumular para el futuro.
La prepaga le anunció un aumento en el monto de la prestación, la señora no se preocupa, ella puede costearlo, la familia debe estar protegida.
La tarde se aproxima a su fin. La señora piensa en Shopping, va de compras, total ¿qué la va a detener en su afán?
En una sociedad capitalista, el dinero debe circular; el individuo, consumir; el mercado, avanzar; monopolizarse, los medios de comunicación; la justicia, cotizar en bolsa y funcionar con los sueños postergados de los pobres en bonos a largo plazo.
¿Qué mega canje, darle a la gente un pedazo de pan para hoy, a cambio de sus esperanzas! Pero la señora en estas cosas no piensa “¿para qué?”, “¿hay un sistema mejor?”.
Ella salió con su cacerola en el momento en que la patria lo pedía, si bien gran parte del capital lo tenía afuera “bien protegido, por las dudas”, y así termina el día de la señora, vuelve a su casa, cena en familia y la vida sigue ¿no?
Este es el modelo de familia (o sociedad), bendecido por Smith y dirigido a los trabajadores, que se ha impregnado en las clases ociosas de la sociedad, que traspasa fronteras e inhibe la identidad nacional, porque la tecnología acorta las distancias y la humanidad es una sola y debe transitar unida,
según dice el primer mundo.
Si ayer no fue por la religión o por el dominio militar, hoy lo será por el mercado financiero, la captura de recursos agotables, la privatización del conocimiento, la sujeción de los países pobres a la tecnología de los ricos o por el temor a los extraterrestres o a los terroristas que es lo mismo, porque existen y tienen armas nucleares.
Extraterrestres, chinos, vietnamitas, árabes, rusos, subsaharianos, nacidos en los Balcanes, latinoamericanos, ¡¡ay!!
¡¡Pueblos civilizados, uníos, ante la amenaza periférica!!
(*) Poeta y escritor. Autor del libro “Del mistol a la vereda”, de Editorial Dunken, 2012.