Morcy Requena integró La Cofradía de la Flor Solar. Desde pibe se apasionó por la música. Esta nota hubiera sido imposible sin el aporte del querido Morcy Requena. Un orgullo permitirme ser su cofrade.
Agencia La Oreja Que Piensa. Por Luis Blaugen-Ballin (*)
Morcy Requena. Sus inicios en el arte. El teatro. Los Grillos. La Cofra. La vida comunitaria. Los hombres grises.
La dramaturgia.
A sus 11 años, Morcy integraba un grupo de teatro para niños, La Ronda, junto a Graciela Legna, el flaco Legna (13) y Eduardo “Manija” Paz (13). Actuaban en La Cultural (Kubero vivía al lado de ese edificio), se vestían a la usanza de la malla negra y la cara maquillada de blanco.
Cantaban temas de María Elena Walsh, con la negra Paz en acordeón e Imelda Quinodoz en canto, y hacían títeres y farsa francesa del s. XIX (Isopete y el sastre, 1951, de Edgar Bayley, etc.).
El director era Luis Minaglia y, Juan Fiorito, pareja de Luis, dirigía el Teatro Independiente de Nogoyá, de adultos, donde Morcy también actuaba, obviamente, desempeñando papeles de niño.
La pareja de directores vivían juntos y tenían una confitería que vendía masas finas, panes, tortas, “la Fiorito”, que perduró desde los años ‘61 y ’62 y fue un clásico de Nogoyá hasta los ‘90.
Los Grillos.
A los 13 años se conoce con Kubero (esto fue hace 60 años, año 1962, hoy Morcy tiene 73, es clase 1948), pues los tres (ellos más Manija, el batero) son de Nogoyá (Entre Ríos).
La historia es la siguiente: un amigo, Polola, le recomienda a Juan Fernando (Kubero) Díaz. Ellos escuchaban a los Beatles por una radio uruguaya que metía un ruido infernal de fondo. Van a golpearle la puerta de la casa. Kubero ya venía inmerso en una familia de músicos: su tío era concertista de guitarra, su hermano Carlitos era armonicista, su hermana Hilda cantaba y su otra hermana, Coca, pianista.
Sacaba de oreja todos los solos de Harrison en Los Beatles. Morcy era autodidacta, también orejero neto, nunca tuvo enseñanza académica de lenguaje musical.
Al año siguiente (1963), a sus 14, arranca Morcy con Los Grillos (él, Kubero, Carlitos Gómez y Manija. Manager: flaco Ricardo Legna), presentándose en clubes y confiterías bailables.
En la mayoría de las fotos sacadas en la terraza y demás, Manija no suele aparecer porque trabajaba en Molinos, pero sí lo vemos en la bata en una de ellas. Los viernes y sábados armaban baile en Lo de Pepe y Mont Reims (ambas confiterías bailables del pueblo); interpretaban temas de Los Beatles con letra en español puesta por ellos y de Los Iracundos. Tocaron varias veces en el mismo espacio con Los iracundos, en Nogoyá.
Una vez al año, iba un vendedor de instrumentos musicales al pueblo y llevaba dos guitarras, entre otros artilugios, para ofrecer. Como los parches de los instrumentos de percusión eran de cuero y era menester calentarlos para tocar, duraban dos temas y al tercero ya se enfriaban.
Tampoco había plugs, sino que se conectaban los cables ajustándolos mediante unas tuercas. Un técnico electrónico de Nogoyá, Ceretti, les hizo un equipo valvular con cuatro entradas (para dos mics más dos violas), compran dos baffles con dos woofers de 12” y para el bajo sí tenían otro equipo especial. En ese momento, Los Iracundos usaban Fender con cámara, que para ellos era toda una maravilla de la ciencia.
En el Carnaval de Victoria se presentan en sociedad, haciendo un bailongo en un club, con la “Orquesta Morocho Carlomagno, su piano y su ritmo” (eran salseros), y cuando tocaban Los Grillos la Orquesta cobraba la entrada y al revés.
Su manager Torreja (ya no el flaco Legna, que “fue el primer manager, hasta que nos ordenamos y después apareció Torreja”, Morcy dixit, y terminó desordenándolos completamente en lo económico), se va a Córdoba con una gran recaudación, con el propósito de adquirir mejores instrumentos, dejándolos colgados; jamás vuelve ni sabrán de él.
Tocaban todos los fines de semana y les pagaban bien. Se presentaba una Orquesta típica, una Tropical y una Moderna (ellos), hacían dos o tres entradas de 45 o 50 minutos cada una, la función arrancaba a las 22:30 y terminaba a las 3 am el bailongo.
La Cofradía.
El Morcy adolescente iba al colegio secundario (1966), a ensayar al teatro y tocaba, las tres cosas. Espero que esta empresa romántica sirva de ejemplo para contrarrestar la desazón de la juventud actual en esta sociedad posmoderna.
Al terminar el secundario van a estudiar a La Plata, ciudad-fermento cultural por antonomasia del momento: Manija va a Bellas Artes y Morcy a periodismo, recalando ambos en una casa donde paraban todos muchachos de Nogoyá que estaban en idéntica situación; esa casa se llamaba La Colmena.
Conoce al “Mono” Cohen (luego Rocambole), Carmen “la negra” Poly Castro, Isabel Vivanco. Al año siguiente (1967, año de fundación de La Cofradía de la Flor Solar y de la comunidad artística), Manija, Isabel, el mono, Néstor Candy (de La Falda) y él alquilan la casa de 41 y 13.
La comunidad artística, que efectuaba artesanías y es fundacional del movimiento hippie vernáculo, no se llamaba La Cofradía, sí la banda, aunque por extensión suela emplearse también el apelativo para todo el grupo de artistas que practicaban la vida comunitaria.
Viajan con Candy a Nogoyá a buscarlo a Kubero, y pasando por la basílica de esa localidad donde estaba la Cofradía de la Virgen del Carmen, patrona de Nogoyá, a Candy se le ocurre el nombre, fusionándolo con El Reducto de la Flor Solar de Miguel Grinberg.
Néstor escribía todas las letras de La Cofra (las del primer single son un ejemplo de ello), estudiaba cine en la Facultad de BBAA de La Plata, tenía una lucidez extraordinaria, un tipo al que se lo hallaba siempre alegre y dispuesto.
Recalco que la comunidad de músicos, artesanos, artistas plásticos e intelectuales nunca tuvo nombre. Esta congregación de artistas, no solo estimuló el desarrollo estético y musical de los compañeros sino que también promovió en ellos el florecimiento de otras actividades, como la supervivencia. Todo, bajo una concepción totalmente igualitaria.
Néstor Paúl y Rubén Lezcano “Tzocneh” eran músicos de la otra banda que había en Nogoyá que se llamaban “Los Batman”, que salieron después de Los Grillos, y cuando supieron que el staff de Los Grillos estaba viviendo en La Plata y tenía una casa donde poder ir y tocar se fueron para allá.
En La Cofra, cuando Morcy no tocaba el bajo tocaba Paúl, pues no tenían ningún tipo de problema con relación a los puestos, hacían lo que funcionaba: al marcharse Morcy rumbo a la colimba, tocó Paúl el bajo, y a veces éste tocaba el bajo y Morcy cantaba, y con respecto a Tzocneh, lo mismo: él tocaba la batería en La Cofra, alternándose con Manija, rotando.
Conforme a Quique Gornatti, él viene de Las Flores, y cuando fue a estudiar a La Plata se enteró de la existencia de una casa comunitaria donde había música, se apersonó e integró inmediatamente, como le pasó a Hugo Pascua, que tocó la guitarra en La Cofra mucho tiempo, venía de una banda platense, The Stooges, y cuando los conoció se fue a vivir a la casa y se quedó ahí a tocar con La Cofradía.
Con respecto a Jorge Pinchevsky, era segundo violinista de La Sinfónica de La Plata y él había sido un niño prodigio, ya desde chiquito tocaba maravillosamente el violín, y un día necesitaban un violinista y lo fueron a buscar, pues lo habían visto en peñas que andaba siempre él, lo llevaron a la casa, le hicieron escuchar Frank Zappa y otras cosas que el Pin no conocía y se volvió loco, dejó la Sinfónica y se quedó tocando con La Cofra (esto sucedió a mediados de los ’70), aprendió blues y demás.
La irrupción de los hombres grises y el desbande.
RCA los relegó, agarrándose de cuestiones contractuales, pues salieron prácticamente en simultáneo con Almendra; el primer single de Almendra sale antes del LP que contiene Muchacha: es el del Tema de Pototo/El mundo entre las manos (1968), y el simple de La Cofra fue La mufa/Sombra fugaz por la ciudad (sello Vik, perteneciente a RCA, 1969), pero la compañía apostó a lo que triunfó primero. Ambas letras de Néstor Candy, música de Morcy.
Las dos casas de la Cofra en La Plata, sobre 41 y 13 fue la primera, la segunda sobre 122, luego, en marzo del ’72 y por presión de la dictadura (presidencia de Lanusse) que los tenía apuntados en una especie de lista de censura, con allanamientos y demás, se desparrama todo y es para escribir un libro lo que sucedió.
-“En 1972 me levantan los servicios y me obligan a irme de La Plata baja amenaza de muerte; nos vamos a la calle 122, de ahí, rumbo a Buzios, Brasil (1972) con Adán Quieto y Néstor Damis (cofrades), después, al Bolsón (1973), Buenos Aires (1974)” (Morcy textual), a la casona de la calle Conesa 2563 en Belgrano, donde se graba el disco homónimo de Pedro y Pablo (LP en el que Morcy no participa por ser contemporáneo a su estadía en Buzios), y anduvieron campamenteando hasta que se fueron a Europa (1975), recalando primero en Londres, viviendo luego en la calle Keizergracht 69 en Ámsterdam, luego pararon en Ibiza más de un año (en San Lorenzo), 1975, donde hacen los últimos conciertos de La Cofra en Amnesia (en esa época, el dueño era Antonio Escohotado; hoy, es una de las discotecas más grossas de Europa), y hasta ahí, esos fueron los últimos conciertos de La Cofradía.
Néstor Candy ¿cuándo y por qué se aleja, pues sus letras ya no aparecen en el LP, sí en el único single?
“Néstor Candy vive en la época de 41 y 13; cuando nos mudamos a 122, él se va a vivir con su pareja y sigue su carrera de cine”. Morcy.
Néstor, asimismo, escribió las letras de Aullido de una tarde sin sol, Juana y Los gaucho’s group (esta última, con música de Morcy, las otras, de Kubero).
Morcy hoy.
Morcy fue también director de galerías de arte. Actualmente vive desde el ’83 en Mendoza, y alterna con Tunuyán. Hoy está abocado a un nuevo lanzamiento de un álbum conteniendo cinco tangos: Los mareados, en versión ska, Ventarrón, En un feca y dos de su autoría y una tonada-estilo que cantaba Gardel (El sueño), entre otros.
Fue ”La Cofradía” un conjunto germinal del movimiento contracultural platense, ejerciendo su comunidad de acción de catalizadora de todas las formas artísticas. Les toco enfrentar en lucha desigual a ejércitos, cúpulas religiosas, instituciones y poderes varios.
Vaya desde aquí este pequeño homenaje a jóvenes que hicieron del amor y la libertad el centro de sus vidas y en un acto altruista de ésos que clamamos a los gritos y exigimos en los demás, pero acaso no tanto en nosotros mismos, los emanaron hacia los otros, sin evaluar las consecuencias del peligro que ello significaba en una sociedad represora gobernada por hombres grises cargados de ira y estruendo.
(*) Comunicador social. Estudió en la Escuela de Artes Visuales Antonio Berni y, paralelamente, música en el Conservatorio de San Martín y en el Manuel de Falla. Como autor-compositor escribió tangos y milongas. Como artista plástico efectuó esculturas, grabados y pinturas.