Agencia La Oreja Que Piensa. 2014. Por Darío Villegas
Como si una brisa nueva te viniera a buscar
Para rendirte la voz del ave que se incendia de luz toda vez y siempre.
Hasta derramarse entre los infinitos corredores de tu caleidoscopio
Siempre iluminando la conciencia
Hasta buscarla en los senderos del día cada día.
En este preciso instante los relojes se desangran
Se dicen inútiles para albergar tantas horas
Sus minutos y segundos pariendo días,
Y enseguida la historia, contada apresurada
Porque nunca se contó
Nadie dijo
Grito, que tus senderos ardían de verdades y letras en pugna
Por decir el mundo y los hombres del mundo
Con sus sangres secas de secarse todo el tiempo.
Y ese día,
Durante las luces pariendo ángeles guachos,
Derramando la retórica del ojo que no ve y siempre mira
A tientas, acobardado en la penumbra a mansalva de su paraíso perpetuo
Justo ahí la eternidad se sonrojo de pan recién dorado
Para cobijar tu travesía al viento sin tiempo
Despabilando conciencias
Para dejarles cada vez el vuelo
Y para siempre tu alma libertaria.