Agencia La Oreja Que Piensa. 2014. Desde ONU, Ginebra. Por Sergio Ferrari.
La Conferencia Ginebra 2 que se inauguró este miércoles 22 de enero en la ciudad de Montreux – a escasos 95 kilómetros de la sede de las Naciones Unidas- y que continuará el viernes en la ciudad de Calvino intenta lanzar puentes para la negociación del conflicto sirio.
Más de 35 ministros de relaciones exteriores participan del cónclave, auspiciado fundamentalmente por Ban Ki- moon, Secretario General de las Naciones Unidas, con el apoyo explícito de Estados Unidos y Rusia quienes promovieron decididamente la convocatoria.
Los actores principales, sin embargo, son la representación gubernamental y una pequeña parte de las fuerzas opositoras - en el exilio- que llegaron a Suiza. Y que según el programa previsto abrieron el cónclave con una primera y corta exposición sobre la situación siria.
Las visiones de dichos actores son radicalmente diferentes, lo que explica la magnitud de la confrontación. Mientras que para el Gobierno de Bashar Al-Asad y las fuerzas armadas, los rebeldes son terroristas; para éstos es el Gobierno el responsable principal del conflicto y no hay otra opción que su destitución.
Posiciones irreductibles que complican la tarea. En una coyuntura particular en la que el Gobierno, en los últimos doce meses, ha recuperado terreno y tiene hoy la iniciativa militar ante una oposición atravesada por fisuras y diferencias internas sustanciales. Con la responsabilidad directa de distintas potencias de la región que sostienen, según sus propios intereses, a uno u otro actor rebelde contra el poder.
Luego de 34 meses de conflicto bélico el saldo es catastrófico. La cifra de 130 mil muertos –más de un tercio son civiles- certifica la magnitud de la confrontación, que se engrosa con 3 millones de refugiados y billonarias pérdidas materiales. Más del 40 % de la población está afectada ya, de una u otra manera, por la misma.
Lo que explica el interés de la comunidad internacional por promover Ginebra 2, aunque las perspectivas sobre los resultados de las conversaciones, al momento de la apertura, están llenas de interrogantes.
De lograrse un simple avance en tres cuestiones humanitarias básicas, podría ser considerado como un progreso significativo. Un alto al fuego aunque sea a nivel regional; el establecimiento de un corredor humanitario para facilitar la distribución de la ayuda a las víctimas y el intercambio de prisioneros.
El camino de Montreux, aparece hoy como el único viable y transitable para la solución negociada de una de las peores confrontaciones bélicas de esta última década.