Agencia La Oreja Que Piensa. Por Sergio Ferrari
Veintiocho años después, día por día, de la gran huelga de mujeres del 1991, Suiza se convierte hoy en escenario de la batalla sindical-asociativa-feminista más trascendente de lo que va del siglo XXI. Decenas de miles de mujeres -sostenidas por hombres solidarios- ganaron las calles de todo el país desde la medianoche del viernes 13, convocadas por los principales sindicatos, organizaciones asociativas, grupos feministas y, muchas veces, por iniciativa propia.
País tan *enriquecido* como, en diversas áreas, “minusválido” en cuanto a derechos esenciales, la consigna principal de la movilización fue la igualdad salarial. No está muy lejano el día en que las mujeres helvéticas, apenas en 1971, obtuvieron el derecho al voto, muchos más tarde que en un gran número de naciones latinoamericanas o de otros países europeos.
Solo diez años más tarde, en 1981, la igualdad formal tomó forma redaccional en la Constitución Nacional. Pero su aplicación real no avanzaba en la realidad, lo que agotó la paciencia femenina y desencadenó una profunda ira social que desembocó el 14 de junio de 1991 en una huelga nacional, que movilizó a medio millón de personas, cuando para entonces la población nacional oscilaba en los 4 millones.
Las leyes son buenas…pero siempre hay formas de irrespetarlas, dice el adagio popular. Y casi 40 años después del artículo constitucional nunca realmente cumplido, una nueva ola de indignación ciudadana reactualiza la historia y sacude las calles, como pasó en España, Bélgica y otros países del continente en marzo pasado.
Realidad salarial alarmante
La diferencia del salario entre una mujer y un hombre es, en promedio, cercano al 20 %. Marco dramático si se considera que en un 40 % de los casos, esa diferencia no se puede justificar ni por diferencia de formación, de experiencia o de nivel responsabilidad…sino, solamente, por la simple razón de ser mujer.
No sorprende, entonces, que, en los medios de comunicación, casi mil 200 periodistas (mujeres y hombres) convergieran, en pocas semanas, en el manifiesto “Sin mujeres no hay información”, preparando así, desde este sector, la movilización de este viernes 14 de junio.
Con el apoyo de dos sindicatos de la rama, SYNDICOM y SSM, el documento en línea (
www.journalistinnen.ch) señala “las discriminaciones sistemáticas que golpean también a las mujeres en los medios”.
3 de cada 4 puestos de dirección, explican las comunicadoras, están ocupados por hombres. El personal de las redacciones políticas, económicas y de opinión -claves en la formación de conciencia y por lo tanto de poder- es en un 70% masculino. En las empresas suizas de prensa, a pesar de la igualdad de experiencia profesional, las mujeres ganan actualmente un promedio de 700 francos mensuales (igual cifra en dólares estadounidenses) menos que los hombres. Diferencia que, a nivel de puestos jerárquicos, puede llegar incluso a los 1.400 francos.
Para la mayoría de las mujeres periodistas, insiste el documento, “la maternidad se convierte un obstáculo para la carrera”. Por lo cual exigen, entre otras reivindicaciones, formas de trabajo que permitan compatibilizar las responsabilidades profesionales y las necesidades familiares. A lo que se adjunta la exigencia esencial de la paridad salarial; la lucha contra el “sexismo en el periodismo” y contra toda forma de acoso, fenómeno que impacta redacciones y centros de trabajo.
Creatividad popular
Descentralizada en cada cantón, municipio o ciudad, la movilización de este 14 de junio adquirió las formas más diversas y originales. Un mapa virtual de miles de iniciativas fue dibujando un viernes tan particular como combativo.
Paros efectivos por minutos u horas en algunos lugares de trabajo; almuerzos colectivos durante las pausas; actividades socio-culturales; movilizaciones callejeras centralizadas; artistas que anunciaron la suspensión de sus funciones; administraciones públicas de algunos municipios desiertos; iglesias -protestantes y católicas- asociadas a la protesta; jóvenes del movimiento ambientalista participando en la jornada…
Una cerveza “femenina” promovida por la Unión Sindical Suiza (la principal confederación laboral del país) fue uno de los soportes lúdicos de la actividad. Así como banderas, camisetas, broches, silbatos, y elementos distintivos que le pusieron música y color (el violeta de la Marcha Mundial de Mujeres) a la protesta, que tuvo más que ver con festejo popular que con formales métodos tradicionales de lucha.
La promoción de solidaridad internacional estuvo activamente presente en la convocatoria helvética. Fueron 300 los delegados de casi 150 países, reunidos en Túnez, en el 30mo Congreso de la Federación Internacional de Periodistas, que votaron el mismo viernes 14 una moción de apoyo incondicional a la movilización en Suiza. Numerosas centrales sindicales europeas y mundiales también apoyaron la iniciativa de las mujeres suizas.
Que hoy dijeron “¡basta a la desigualdad!”, pero que mañana, seguramente, seguirán convocando a nuevas protestas en una sociedad que a pesar de su ALTO desarrollo económico sigue enredada en valores patriarcales dominantes.