Agencia La Oreja Que Piensa Desde Locano, Suiza Por Sergio Ferrari.
Dos películas latinoamericanas participan en la competición internacional de esta edición 66 del Festival del Film de Locarno, el más importante de Suiza, Una brasilera (Educaçao sentimental) y El mudo, de los realizadores peruanos Daniel y Diego Vega.
El mudo, coproducción peruana, mexicana y francesa recibió también el apoyo de Visiones Sur-Este - Fondo suizo de apoyo a la producción. Disputa junto con otras diecinueve películas por el Leopardo de Oro, máxima presea que otorga este festival de la Suiza italiana.
“El honor de participar en un gran Festival”
“El hecho mismo de haber sido seleccionados para disputar la competición oficial, es ya para nosotros un gran éxito. Dada la calidad y el reconocimiento internacional de un festival como el de Locarno”, subraya Daniel Vega a este corresponsal.
Daniel, con su hermano Diego hacen parte de la nueva camada de cineastas latinoamericanos, considerados en el ambiente como “jóvenes talentos”.
Tal como lo enfatiza uno de sus productores, el especialista francés de la rama Frédéric Corvez, quien no escatima elogios a sus pupilos: “Muy probablemente en poco tiempo realizarán otros proyectos de gran envergadura y harán hablar de ellos”.
El mundo es el segundo largometraje de los hermanos Vega. El primero, Octubre, realizado en el 2010, recibió el Premio del Jurado en la sección “Una cierta mirada” del Festival de Cannes, evento que les aseguró un primer reconocimiento internacional significativo. En 2008 con el cortometraje Interior bajo izquierda, habían ya participar en la sección “Puertas abiertas” de Locarno.
“Cada uno por su propio camino, llegamos casi por casualidad al cine, recorriendo experiencias diferentes”, explica Diego Vega quien enseña actualmente en la Escuela Superior de Cine y Audiovisual de Barcelona, donde reside.
El trabajo en común , con toda la “complicidad que el hecho de ser hermanos nos asegura”, ha potencializado nuestro trabajo. “Y tal vez la escasa diferencia de edad de apenas 11 meses, que nos permitió compartir mucho desde niños, nos facilita hoy intercambiar, resolver las diferencias, complementarnos, pero sin envidias ni competencia entre nosotros”, explica por su parte Daniel quien es director comercial en Lima, la capital peruana.
Actuación excepcional
El film de apenas 86 minutos de duración presenta una parte de la vida de Constantino Zegarra, abogado y funcionario judicial en uno de los tribunales de la capital peruana.
El esfuerzo por asegurar imparcialidad en su acción y sancionar con energía los delitos que investiga, se ven confrontados con obstáculos impuestos por la misma burocracia del sistema jurídico. En el cual, la corrupción; la fragilidad del aparato del Estado –los escasos recursos que cuenta, por ejemplo, la policía para su acción operativa-; y el peso de las influencias políticas y amiguismos, enturbian los ideales de Zegarra.
Víctima de una bala perdida que le afecta sus cuerdas vocales, el personaje central se obsesiona por descubrir al responsable de lo que él considera un atentado dirigido contra su persona. Forzando así la trama hasta desenlaces imprevisibles, como el suicidio de del eventual responsable de esa acción.
La excelente actuación de Fernando Bacilio, actor y profesor de teatro en Perú, le dan una consistencia particular a la película. “Una interpretación que la sostiene”, enfatiza Diego Vega en su diálogo con este corresponsal.
“A pesar que me costó mucho el papel, debí esforzarme, escuchar lo que me indicaban los realizadores. No es fácil llegar al cine viniendo del teatro”, explica Bacilio.
Perú y sus contradicciones
Sin pretender ser un film *politizado*, una de las virtudes de El mundo, es la de presentar un retrato elocuente de la realidad peruana actual. Que según los jóvenes realizadores, está marcada por “un clima de euforia donde los peruanos nos sentimos los mejores del mundo”, en un una nueva fiebre de orgullo nacional.
Si bien en el Perú de hoy hay significativas mejoras con respecto a las décadas pasadas, “caracterizadas por la violencia, el terrorismo, la crisis económica creciente y el abuso de poder del fujimorismo – en referencia a la gestión del ex presidente Alberto Fujimori entre los años 1990 y 2000-, es evidente que no todo es hoy el paraíso”.
“Nos golpea mucho esa visión eufórica casi generalizada. Y si bien las mejoras son significativas y visible, nos parece un tanto reduccionista pretender medir el desarrollo del país meramente por el aumento del consumo”, explica Daniel Vega.
El mudo, en tanto expresión del “cine de autor” –enfatiza Diego Vega- se ubica en esa difícil y desafiante franja del arte crítico. Que en la coyuntura actual del país sudamericano, “significa reconocer las mejoras pero sin pensar que en 13 años se pueden resolver todos los problemas de fondo, como se ejemplifica en la película en el terreno específico de la justicia”, reflexiona.
“La intuición por sobre todo”
En El mudo, la ficción es anterior a cualquier realidad histórica. “No partimos de un hecho real en particular, sino que fuimos enriqueciendo el guion con testimonios, reflexiones y aportes recogidos en muchos juicios, audiencias y tribunales limeños”, explica Daniel Vega. Y esas anécdotas y testimonios recogidos, le aportaron todavía más veracidad a la trama, explica.
“Dejamos andar la imaginación” enfatiza su hermano Diego. Quien rechaza ubicarse en una escuela cinematográfica determinada: “ sería horrible auto-catalogarse o fijarse en un marco meramente racional. En el cine, en la literatura, en la vida misma, lo intuitivo, el probar e intentar, corrigiendo y rectificando, hace a la esencia de la búsqueda cotidiana”, concluye.
*Sergio Ferrari, en colaboración con swissinfo.ch
www.pardo.ch
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Una película filmada con recursos mínimos
El mudo se realizó en cuatro semanas de pre producción y cinco de rodaje. Además, un día de filmación de un partido internacional de fútbol jugado entre Perú y Argentina en la capital limeña.
Contó con un presupuesto cercano a los 380 mil dólares estadounidenses, lo que la ubica como una película sumamente barata y con recursos limitados.
Además de los recursos peruanos, contó con el apoyo adicional de empresas e instituciones de México y Francia.
El apoyo de Visiones Sur-Este - Fondo suizo de apoyo a la producción-, fue considerado por los realizadores como “esencial”. Representó algo más de un 10 % del presupuesto.
La proyección en Locarno constituye la primera mundial del film. (Sergio Ferrari)
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