Agencia La Oreja Que Piensa. Desde Berna, Suiza. Por Sergio Ferrari.
La manifestación realizada en la capital suiza fue convocada por 26 asociaciones, ONG de cooperación solidaria, de mujeres y sindicatos. Así como grupos de solidaridad con América Latina en general, -y Brasil en particular. Entre ellas, los sindicatos UNIA y SIT. Las ONG Tierra de Hombres Suiza, E-CHANGER/Intercambiar, Cooperaxion, FIZ, Feministas por la Paz, Movimiento suizo por la paz, Derecho a Permanecer, Solidaridad sin Fronteras, Asociación para los Pueblos Amenazados. También los grupos de solidaridad ALBA SUIZA, Colectivo Taoca, Kooperation Brasilien, Voz do Cerrado, la Fundación SOLIFONDS, MultiWatch y la Red Europea por la Democracia en Brasil, entre otros. También los partidos Los Verdes y SolidariteS.
Un contexto preocupante
Entre la muerte de Marielle Franco y hoy se dio la asunción en Brasil del presidente de extrema derecha Jair Bolsonaro. “Se presume que existe una relación entre la familia presidencial y los responsables del crimen”, explica Judith Reuser, representante de la Voz do Cerrado, una de las asociaciones convocantes de la manifestación capitalina.
Las políticas inhumanas de Bolsonaro, agrega, constituyen una amenaza mayor para los movimientos sociales, los defensores de los derechos humanos y la oposición política. En particular “son los indígenas, los sin tierra, la población negra, los habitantes de las favelas, y la comunidad LGBTIQ, los que corren más peligro”.
Y es a Reusser de precisar que, justamente, tres meses antes de la Jornada de Movilización y Huelga nacional de Mujeres, convocada en Suiza para el próximo 14 de junio, “esta manifestación por Marielle es una señal importante de solidaridad internacional contra la violencia machista, el racismo y la homofobia”. El mejor homenaje a la militante brasilera asesinada es “profundizar la solidaridad con aquellos actores por los cuales ella luchaba”, concluye.
Coordinación amplia de solidaridad
La manifestación en Berna, la primera de esta naturaleza colectivamente promovida en Suiza, significa una nueva etapa de la solidaridad con los movimientos sociales y populares de Brasil.
Resultado, tal como lo afirman los promotores, de la voluntad política de desarrollar sinergias para una acción mancomunada más efectiva.
Los convocantes avanzaron, también, en la elaboración de una plataforma mínima de seis puntos con exigencias claras hacia la “Suiza oficial”.
Stop a la exportación de armas y municiones a Brasil – país que en 2017 fue el tercer mayor importador -; ningún acuerdo de libre-comercio en tanto los derechos humanos fundamentales no estén plenamente asegurados; así como un llamado a la responsabilidad de las empresas suizas que hacen negocios con el país sudamericano.
“Es particularmente importante examinar si esas empresas sacan provecho de las violaciones de derechos humanos o de la destrucción del medio ambiente”, señala el documento de base.
Por otra parte, llama a que Suiza vigile el respeto de los derechos humanos de los sectores más “vulnerables” de la sociedad brasilera; denuncie y luche contra la criminalización y la persecución de los movimientos sociales y la oposición política: y presione al Gobierno Bolsonaro para evitar la impunidad en el esclarecimiento del asesinato de Marielle Franco. Recién la segunda semana de marzo, luego de un año de los hechos, las autoridades brasileras informaron sobre la detención de dos presuntos implicados.
Deconstruir el racismo
Participar en esa jornada de homenaje expresa coherencia con los principios mismos de la fundación Cooperaxion, subraya Izabel Barros, funcionaria de la misma, presente en la manifestación de Berna.
“Nuestro trabajo va en la dirección de deconstruir el racismo. Para ello denunciamos el esclavismo y sus consecuencias actuales. Con eje y proyectos en dos países que sufrieron en carne viva de este fenómeno: Liberia y Brasil”, explica la joven militante.
Marielle Franco, acota, “fue una gran luchadora antirracista, y a favor del derecho de las mujeres negras. Una de las causas de su asesinato fue su compromiso contra la militarización de las favelas de Río de Janeiro que criminaliza, particularmente, a los jóvenes negros”.
Y concluye enunciando los desafíos prioritarios para el movimiento solidario suizo. “Ayudar a que la gente entienda las conexiones históricas entre Brasil y Suiza… Estamos estrechamente conectados: exportando armas; importando materias primas; haciendo negocios de todo tipo…”
Es fundamental que la ciudanía suiza comprenda estas relaciones, para que pueda pronunciarse, con vehemencia, contra toda violación de los derechos humanos y ecológicos que se produzcan en ese país sudamericano, concluye.