Agencia La Oreja Que Piensa. Sep 2013. Por Guadalupe Podestá Cordero.
A veces es bueno abstraerse por unas horas de lo que sucede alrededor, porque eso permite “lavar” los ojos para poder mirar con mayor claridad después.
Pues bien, ayer me tomé unas horas para estar “fuera del mundo” por decirlo así, y cuando volví, volví inserta en la fecha que trascurría lentamente adentro mío y tan vertiginosa afuera.
Claro está estamos en septiembre, arrastrando los restos del invierno para renacer en primavera, si, para muchos de nosotros/as, que practicamos el chamanismo u otras formas de espiritualidad antiguas, en la que los equinoccios y solsticios son puertas hacia cambios vitales importantes, la llegada de una estación como la primavera (o lo que el cambio climático dejó de ella) implica, en nuestras vidas, un reflorecimiento, un renacer en belleza. Será, acaso por esto, que el imperio se ha especializado en arruinarnos la primavera a los que vivimos al sur de las fronteras de su gendarme.
Septiembre en sus fines nos presenta la primavera, pero al imperio no le gusta que los pueblos tengan primaveras, y menos si son revolucionarias. Entonces instiga conspiraciones internas, invasiones, malestares, golpes, todo lo posible para que ningún pueblo tenga primaveras para festejar.
Con esto no digo que las fuerzas imperiales estén en contra de los picnics, no, al contrario, eso les gusta, que nos reunamos a comer, bailar, coquetear mientras cantan los muchachos y las chicas de moda, con un fondo kitsch, está bien, mientras puedan presentar a jóvenes inmersos y rezumando venalidad de pseudoromanticismo hollywoodense está todo bien. Pero, primaveras populares, donde el pueblo festeje reivindicaciones fundamentales, donde se organice el poder popular, esas donde “el otro soy yo” y nos encontramos codo a codo con compañeros y compañeras unidos para hacer un país, una región, un mundo de y para todas y todos, eso les da tirria.
Un 11 de septiembre, fecha muy importante para el corazón de nuestra región. Para los argentinos y argentinas, fue el día del maestro (homenaje inmerecido a un Sarmiento que de docente no tuvo nada y que no fue el que más hizo por la educación de nuestro pueblo, digamos que tenemos mejores maestros y maestra para homenajear), y a esto se suma la conmemoración del golpe de estado para derrocar a Salvador Allende y que se llevara su vida junto con la libertad de ese hermano país.
La entereza de Allende y de ese pueblo trabajador que se organizó de mil y una formas para resistir las operaciones internas de destitución, que encabezaron industriales, dueños de transportes y los medios (que casualidad) junto a algunos partidos políticos, todos cobijados en el poncho estadounidense, que los financió y asesoró para que entonces Friedman pudiese ensayar sus teoría de concentración de capitales y exclusión, conmueve inevitablemente.
Pero hubo otros días en septiembre, en la historia latinoamericana que me hacen sostener mi teoría, veamos:
1 de septiembre de 1979, es asesinado Jesús Jimenez, campesino, Delegado de la Palabra, mártir de las Buenas Noticias a los pobres en el salvador.
6 de septiembre de 1839, es ahorcado Manuel Congo, líder de la rebelión de esclavos más grande que se produjo en la región del Valle de Paraíba del Sur, específicamente en Paty do Alferes, en Río de Janeiro. Y en 1930 El presidente radical Hipólito Yrigoyen es derrocado por un golpe militar, encabezado por el teniente general José Félix Uriburu.
10 de septiembre de 1924, Los marines ocupan varias ciudades hondureñas para apoyar al candidato de los EEUU.
11 de septiembre de 1973, Golpe de estado que derroca a Salvador Allende.
12 de septiembre 1821 El gobierno suprime por decreto la Gaceta de Buenos Aires, primer órgano de prensa de las ideas revolucionarias, nacido el 7 de junio de 1810. Y 1989, es asesinado el dirigente campesino Valdicio Barbosa Dos Santos.
14 de septiembre 1816, El coronel Manuel Asencio Padilla, tras salvar la vida de Juana Azurduy, su compañera, es alcanzado y decapitado por el Cnel. realista Javier Aguilera en El Villar, Alto Perú.
15 de septiembre 1842, Es fusilado en Costa Rica Francisco de Morazán, héroe de la independencia centroamericana.
16 de septiembre de 1955, Golpe autodenominado “Revolución Libertadora” más conocido como “la Fusiladora”.
16 de septiembre de 1973, Es asesinado por la dictadura del Gral.
Pinochet el cantante popular chileno y latinoamericano Víctor Jara. Y en 1976, La llamada Noche de los Lápices, horrible acto del terrorismo de estado, en el que secuestran a 10 estudiantes secundarios de entre 14 y 17 años, en La Plata.
23 de septiembre 1850, Muere exiliado en Paraguay, el “protector de los pueblos libres del Sur”, José G. Artigas.
Y en 1973 Con mucho sufrimiento por ver como se derramaba la sangre por nuestro continente muere, asesinado con arsénico, Pablo Neruda.
24 de septiembre 1553 Es ejecutado el líder mapuche Caupolicán.
Claro, que en septiembre, a pesar del imperio, florecen los pueblos:
4 de septiembre 1970 Salvador Allende, candidato de la Unidad Popular, gana las elecciones presidenciales de Chile.
7 de septiembre 1822 Se declara la independencia de Brasil, “Grito de Ipiringa”.
14 de septiembre 1810 La ciudad de Cochabamba, Alto Perú (actual Bolivia) se levanta en armas apoyando la Revolución de Mayo.
15 de septiembre 1821 Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua proclaman su independencia.
18 de septiembre1810 Chile se declara independiente. Y en 1969 Se produce en la ciudad de Rosario “el Rosariazo”.
21 de septiembre1981 Independencia de Belice.
24 de septiembre 1976 Trinidad y Tobago se declara independiente.
La mano imperial reacciona siempre ante los atisbos de florecimiento popular. Porque la mente imperial al igual que su hijita, la oligarquía, detesta a los pueblos que se revolucionan por amor, detesta la poesía y la mística que muchas veces enmarcan a los movimientos populares.
Puede que lo que les digo les suene a una rara mezcla de romanticismo y conspiración. Pero no.
Cuando los poderosos ven al pueblo festejar, crecer, florecer en la conciencia y el debate, se enfurecen, porque un pueblo feliz no es fácil de avasallar.
Desde las usinas del pensamiento dominante, el pueblo marchando para luchar o para festejar, es el “aluvión zoológico”, es el “quilombo” (quilombo en tanto desorden, gresca, caos. Ignorando que era el vocablo con el que se nombraba a los territorios habitados por esclavos que escapaban del patrón para vivir en libertad, en Brasil).
Para el pensamiento oligárquico, elitista, prohijado en el imperialismo, la alegría popular es grotesca, es garantía de desastre, es anárquica (desde una visión caótica y destructiva del anarquismo, los significados tergiversados son una especialidad de las producciones lingüísticas imperiales), les molesta el pueblo en la calle, como molestó siempre. A ellos les asombra incluso lo variopinto del color, porque para ellos el pueblo es negro –claro, no faltará el que atajándose diga “negro de alma, no de piel” como si eso disfrazara su racismo- iletrado, pobre, sin derecho a nada, porque según las oligarquías, por mandato divino, nacieron para ser esclavos.
Anoche escuchaba, en la proyección que hizo “Filmoteca” de “la Batalla de Chile” (se los recomiendo ampliamente) la consigna “¡¡Crear, Crear, Poder Popular!!” y además de emocionarme, me hizo notar por enésima vez el miedo que tienen las élites, al poder del pueblo, porque ellos son poquitos y nosotros muchos, la diferencia es que ellos tienen todas las corporaciones, todos los mercenarios y cipayos, y nosotros nos tenemos a nosotros y nuestras ideas.
Pero aunque parezca que ellos las tienen todas para ganar, nosotros tenemos algo que ellos no, nos tenemos a nosotros en la identificación profunda, tenemos las raíces que nos impulsan a la eterna rebelión contra los amos actuales.
Septiembre es un mes que hace visibles las contraposiciones de modelos ideológicos, parece ser un mes creado para despertar conciencia para no dejar que ellos nos roben la posibilidad de seguir derribando los muros que nos ha construido a fuerza de despolitización, aculturamiento y consumismo.
Podría haber escrito esta notita, este casi homenaje, hablando desde el dolor, porque los genocidios duelen, ocurran donde ocurran, pero preferí contarles lo que sentía, porque no quiero que nos sigan robando primaveras.
Festejemos, sigamos floreciendo en conciencia, avanzando, creciendo y fortaleciéndonos. Que la primavera nos encuentre gestando, pariendo y formando una Patria Grande Justa, Libre y Soberana.
Venceremos.