Agencia La Oreja Que Piensa. Desde Suiza. Por Sergio Ferrari (*)
Más que un cambio de gobierno se trata de un verdadero terremoto político. Argentina es gobernada desde el 10 de diciembre pasado por Mauricio Macri, presidente de la derechista Cambiemos, que ganó las elecciones generales del 22 de noviembre. En menos de tres meses, los cambios económicos, sociales, de política internacional y en los medios, con respecto a los anteriores 12 años de gobiernoskirchneristas, son significativos por no decir “brutales”. Así lo señala en esta entrevista exclusiva Victorio Paulón responsable de la Secretaría de Derechos Humanos de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) , una de las organizaciones gremiales más importantes de ese país sudamericano con más de 1 millón 400 mil afiliados. Paulón es un combativo militante sindical desde los años 70. Entre 1975 y 1981 fue preso político en diversas cárceles del país por encabezar una emblemática huelga metalúrgica en Villa Constitución, en el sur de la Provincia de Santa Fe.
P: ¿Puede describirnos, desde su óptica sindical, estos primeros meses de la gestión del nuevo Gobierno de Mauricio Macri?
Victorio Paulón (VP): Se trata de una política claramente anti popular y antisindical. Las consecuencias las sufren los trabajadores de todas las actividades particularmente los servidores públicos. Se han producido más de 40.000 despidos, bajo diversas modalidades, pero cuyo motivo principal es la sospecha de tratarse de militantes o simpatizantes del gobierno anterior. La sensación es que se trata apenas del comienzo de una nueva era. Los actuales cuadros económicos del Estado representan el modelo económico neoliberal de los años 90 que produjo, entre otras cosas, una tasa de desocupación que superó el 20% de la población económicamente activa. Las primeras medidas del actual Gobierno, constituido prioritariamente por cuadros -activos o retirados- de la gran empresa privada sea nacional como trasnacional, remiten a aquella época. Todos sabemos que cuando la tasa de desocupación es alta se debilita el impacto de la negociación colectiva en materia salarial…
P: ¿Cuáles han sido algunas de esas medidas?
R: Dos de ellas muestran el carácter de clase del presidente Macri. Redujo las retenciones a las exportaciones lo que favoreció directamente al sector agroexportador, uno de los más poderosos del país. Y al mismo tiempo devaluó la moneda transfiriendo un ingreso retroactivo de cerca de 7 mil millones de dólares a ese puñado de grupos económicos. Un plan maquiavélico: la abrupta inflación que produjo el nuevo Gobierno se disparó al 40% para fines del 2015. Y al mismo tiempo declara un techo para la negociación salarial en las paritarias en 2016 de cerca del 25 %. Con la devaluación del peso hay una sanción directa al poder adquisitivo de los trabajadores. Y una sanción no menos directa contra las jubilaciones y pensiones.
Por otra parte, se dio una arremetida brutal contra la ley de comunicación audiovisual elaborada durante la etapa anterior la que intentó democratizar los medios y neutralizar el monopolio. Macri despidió a los responsables de esas áreas y anticipó la reformulación de esa ley. Por otra parte, aprovechando la pausa del Parlamento (legislativo nacional), desde su investidura Macri ha gobernando fundamentalmente, en todo caso hasta fines de febrero, con puros decretos de urgencia (los DNU) que le eximen de consultar al Parlamento en el cual su fuerza política es minoritaria.
P: ¿Y las perspectivas?
VP: Nuestra historia nos muestra que cada etapa de gobierno de derecha se caracteriza por una dureza creciente, mayor que la anterior, en la aplicación de políticas antisociales. Pienso que el primer muerto no tardará en llegar a partir de lo que va a ser la criminalización de los movimientos sociales. Ya tenemos la primera presa política en el país, la dirigente social Milagro Sala. Las primeras respuestas oficiales a movilizaciones como las de los trabajadores de la empresa Cresta Roja o los municipales de La Plata, ambas todavía en 2015, se dieron con una inusual violencia, incluso recurriendo a balas de goma. En paralelo, si observamos los ciclos históricos más largos, vemos que nunca esos gobiernos anti-populares han logrado derrotar a los trabajadores. Por eso nuestra mirada, desde el sindicalismo combativo, es de muchísima preocupación por el presente, pero de optimismo a largo plazo. En estos meses ha habido numerosas movilizaciones en todo el país, de todo tipo. Por reivindicaciones específicas, contra los despidos, a favor de la ley de medios, en solidaridad con periodistas censurados y echados… Una muestra que la gente no va aceptar todo a cualquier precio… Y que existe un capital de conciencia acumulado significativo. Un reaseguro estratégico para la defensa de las reivindicaciones sociales y populares.
P: Y su trabajo específico de derechos humanos en la central sindical…
VP: Debemos intensificarlo porque los desafíos serán enormes en estos próximos años. Juntos con otros organizamos de derechos humanos, como las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo estamos articulándonos para preservar la construcción de la memoria histórica, que fue uno de los grandes logros de estos últimos 12 años. Hay que recordar que antes de las elecciones se había aprobado la formación de una Comisión Bicameral para investigar la complicidad empresarial con la última dictadura militar (1976-1983). Con un informe de más de 1.500 páginas que da cuenta de la flagrante complicidad de las 25 empresas más grandes del país con la desaparición física de militantes sindicales, entre los cuales la mayoría eran trabajadores de dichas empresas: Acindar, Techint, Mercedes Benz, Ford etc. Estamos decididos a seguir luchando contra la impunidad de ayer y de hoy.
*Artículo publicado en francés, alemán e italiano, en el periódico SYNDICOM, del sindicato suizo del mismo nombre, que agrupa a los trabajadores del sector prensa y comunicación