El cine, como la literatura y el periodismo, fue una de las grandes pasiones de Gabriel García Márquez.
A lo largo de toda su vida, además de sus ficciones literarias y artículos de prensa, el autor colombiano participó en docenas de proyectos cinematográficos.
La mayoría de las veces lo hizo como guionista o colaborador creativo en el argumento de las películas.
Sólo en la década de los sesenta del siglo anterior, por ejemplo, estuvo involucrado directamente en seis películas: El gallo de oro (1964), Lola de mi vida (1965), Tiempo de morir (1965), Juego peligroso (1966), Cuatro contra el crimen (1967) y Patsy, mi amor (1968).
Por esa misma época (octubre de 1964), el director Alberto Isaac y el guionista Emilio García Riera tomaron su cuento “En este pueblo no hay ladrones” y lo convirtieron en un largometraje homónimo de 103 minutos.
A pesar de que García Márquez no tuvo ningún papel activo en la escritura del guion -más allá de aportar el argumento original-, sí participó en la película, aunque en una faceta insospecchada en su vida artística: la de actor. Fue la primera y última vez que Gabo actuó en una película.
Hizo el papel secundario de un hombre que vigila la entrada a un cine y se encarga de recolectar los boletos de los asistentes. Fue una aparición fugaz en la que el futuro Premio Nobel de Literatura, que entonces tenía 37 años, apenas dice una palabra con marcado acento mexicano: “Pásale”.
El resto de su representación consiste en fumarse un cigarrillo y observar en silencio cómo sacan a golpes de la sala de cine a un presunto ladrón.
“En este pueblo no hay ladrones” se rodó en México poco antes de que García Márquez se sentara a escribir Cien años de soledad.
En la película también actuaron otros referentes de la literatura, la pintura y el cine iberoamericanos: los escritores Juan Rulfo y Carlos Monsiváis que hicieron el papel de jugadores de póker junto al caricaturista Abel Quezada, mientras que el cineasta Luis Buñuel representó a un cura y el crítico de cine Luis Vicens a don Ubaldo.