Agencia La Oreja Que Piensa. 2014. Por Nora Borrajo y Fidel López
Considerado uno de los mayores poetas de habla castellana, Juan Gelman ha construido una obra fundamental que al leerlo observamos lo variado de su producción y la búsqueda de nuevas formas, estilos, géneros, estéticas.
En ese amplio contexto, lo maravilloso de la vida cotidiana, la preocupación por lo político y lo social conforman el latir de su poesía.
Considerado uno de los mayores poetas de habla castellana, Juan Gelman ha construido una obra fundamental que al leerlo observamos lo variado de su producción y la búsqueda de nuevas formas, estilos, géneros, estéticas.
En ese amplio contexto, lo maravilloso de la vida cotidiana, la preocupación por lo político y lo social conforman el latir de su poesía. Gelman fue un poeta que no ha abandonado el ejercicio de la palabra con intención de justicia artística y social. Precisamente su lírica volcada a la denuncia de la injusticia lo ha transformado en receptor de los dolores ajenos. Con la poesía, sobrevivió a los dolores y las tragedias personales. La derrota o fracaso del proyecto de cambiar el mundo o, al menos, de nuestro país (del que Gelman participó en forma activa desde sus militancias políticas) lo llevó a cubrir ese espacio con palabras, pero no a modo de justificación o simple conformismo. De allí que para nosotros Gelman será siempre “el compañero poeta”, uno de los pocos que pudo sostener con su mirada cualquier interpelación de la historia.
Gelman fue un poeta que no ha abandonado el ejercicio de la palabra con intención de justicia artística y social. Precisamente su lírica volcada a la denuncia de la injusticia lo ha transformado en receptor de los dolores ajenos.
Con la poesía, sobrevivió a los dolores y las tragedias personales. La derrota o fracaso del proyecto de cambiar el mundo o, al menos, de nuestro país (del que Gelman participó en forma activa desde sus militancias políticas) lo llevó a cubrir ese espacio con palabras, pero no a modo de justificación o simple conformismo.
De allí que para nosotros Gelman será siempre “el compañero poeta”, uno de los pocos que pudo sostener con su mirada cualquier interpelación de la historia.