Agencia La Oreja Que Piensa. Oct/2013. Por Iván Ponce.
Pasaron 22 años de lucha para que se iniciara el juicio a Miguel Ángel Espósito, uno de los máximos responsables del asesinato de Walter Bulacio aquella fatídica noche de Abril de 1991.
Aunque Espósito no es el único responsable si será el único acusado. Tampoco se lo juzgará por la muerte de Walter sino por la detención ilegal del joven porque los jueces no consideraron que los golpes recibidos en la comisaría fueran la causa de su muerte.
Ese 19 de Abril de 1991 hacían su presentación los Redonditos de Ricota en el estadio Obras Sanitarias.
Espósito era el jefe del operativo policial y máximo responsable de la comisaria 35 de Núñez.
Walter Bulacio era un pibe de Aldo Bonzi que iba a asistir por primera vez a un recital de rock. Con un grupo de amigos partieron en un colectivo alquilado del barrio hacia el estadio.
Luego del recital Walter tenía calculado ir a trabajar al club de golf donde era caddie. Sin embargo ese viernes Walter y cientos de jóvenes fueron arrestados por una razzia y trasladados a la comisaria 35 de Núñez a cargo del comisario Espósito.
Bulacio fue trasladado la mañana del sábado de la comisaria al hospital Pirovano. Allí le diagnosticaron traumatismo craneano y en aquel lugar denunció haber sido golpeado por la policía. Esos golpes que le propinó la policía unos días después iban a causar su muerte. Su autopsia encontró huellas de golpes en sus extremidades, torso y cabeza.
Dentro de la comisaria el agente Sliwa fue el encargado de registrar en el libro de la comisaría los datos de los detenidos. Cuatro años después Sliwa iba a declarar que en la madrugada el comisario Espósito fuera de sí, agarró una cachiporra y descargó con violencia su furia contra Walter golpeándolo en la cabeza.
El joven luego de lo sucedido se la pasó vomitando y fue trasladado al hospital Pirovano, de allí al Fernández y luego al sanatorio Mitre donde entró en coma y falleció.
A partir de entonces el caso Bulacio ha sido emblema y bandera de lucha contra la represión policial de jóvenes y diversas organizaciones sociales, especialmente de su familia y el CORREPI (Coordinadora contra la represión policial e institucional) a lo largo de estos 22 años.
Fueron ellos quienes ante la falta de compromiso del estado lucharon hasta llevar el caso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos con sede en San José de Costa Rica en el año 2001. La sentencia de la Corte ordenó al Estado Argentino concluir con la investigación y sentenciar a los culpables, garantizar que no se repitan más casos como el de Bulacio e indemnizar a su familia.
Hoy el juicio está a cargo de los jueces Rodolfo Goerner, María Deluca Giacobini y Alejandro Litvack.
Luego de 22 años de su injusta desaparición física el caso Bulacio debe darnos el ejemplo de lucha, de resistencia, de memoria, de organización vecinal, de no ser indiferentes a la impunidad.
De proponernos firmemente que NUNCA MÁS el Estado Argentino, su aparato represivo y los sectores cómplices de la sociedad se lleven impunemente la vida de nuestra gente. No más casos como el de Walter, Iván Torres, Julio López o Luciano Arruga.