Agencia La Oreja Que Piensa. Por Luis Blaugen-Ballin (*)
A partir de marzo de 1931, “el zorzal criollo”, “el morocho del Abasto”, ése que “cada día canta mejor”, comenzó una serie de presentaciones en la Costa Azul (Francia), lugar de preferencia de la clase alta y las personalidades de renombre de la época, tales como la farándula y los artistas más extravagantes del momento, que se extendieron por un período de dos meses.
El epicentro se daba en el Casino Palais du Mediterranée (Niza). Chaplin, que estaba en Niza como invitado del millonario estadounidense Frank Gould y su señora, quienes tenían allí un Resort, era una de las celebrities invitadas del boliche citado, estando justo en boga su film City Lights (Luces de la ciudad), el cual hacía furor en las taquillas y en el que, como curiosidad, originalmente se incluiría el tango autoría de Chaplin titulado Beautiful Wonderful Eyes, composición que al final él decidió dejar afuera.
Precisamente en ese lugar es que en abril, se conocen personalmente con Gardel, para más adelante acrecentar esa amistad, pero esta vez en la meca de la industria cinematográfica de EEUU: Hollywood.
Frank también tenía un casino en Juan-les-Pins (en la Costa Azul), donde Gardel y Chaplin supieron compartir un primer almuerzo.
Sigo con la anécdota del Palais: era la noche debut de la Orquesta de Julio de Caro, el del violín corneta, el del Decarismo, por lo que entre los parroquianos del local había muchos argentinos, cuando irrumpe Chaplin junto a César Romero (quien personificara luego a El Guasón en la serie de tv Batman, en los ‘60) acompañados por otros amigos.
Encima, Gardel lo presenta a De Caro, que ya no cabía en sí mismo de semejante halago. Y fue el mismo Chaplin quien, luego de la actuación de Gardel, que le cantó con motivo de su cumpleaños, invitara a éste a su mesa a compartir una botella de champagne para devolverle el agasajo… apenas entablaron la charla, congeniaron.
También fue uno de los comensales esa noche el director de orquestas de jazz Jack Hilton. Gardel escribirá luego una carta a Berta, su madre, contándole que conoció a Carlitos Chaplin y los avatares de esta fiesta que cualquiera envidiaría.
De Caro cerró con el pedido de Charlie Chaplin, que estaba emberretinado con bailar el hit tanguero "El monito", que esa noche tuvo que tocarse más de una vez. Esto lo cuenta Julio de Caro en su libro El tango en mis recuerdos.
La fiesta siguió en lo de Madame Sadie Baron Wakefield, quien dio una especie de vernissage (que al final termina extendiéndose por varias horas) en una de sus casas, en la mansión que tenía cerca de Niza, donde asistieron los dos Carlitos, a quiénes ella admiraba.
“Había unos cuarenta invitados. Chaplin estaba muy en forma. Un cantor argentino (Gardel), acompañado por un guitarrista, cantó en su honor (eran vísperas de su cumpleaños, que era el 16 de abril –acotación mía-), mientras Chaplin resbalado detrás del bar tomaba de una enorme botella de coñac y cortaba una tarta gigantesca con un cuchillo enorme” (declaraciones de May Reeves en The Intimate Charlie Chaplin, las que nos llegan a través del historiador inglés Simón Collier).
“En una reunión íntima, Gardel cantó y me quedé hondamente impresionado. Poseía un don superior que estaba más allá de su voz y su figura, y tenía una enorme simpatía personal con la cual se ganaba inmediatamente el afecto de todos.
Tal era el agradable estado de ánimo que inspiraba, recuerdo perfectamente bien, que nos quedamos hasta altas horas de la mañana después de una noche de felicidad que improbablemente volveríamos a vivir”.
Declaraciones de Chaplin a Regina Creuve, cronista del New American Lines, en 1935, luego de la muerte de Gardel.
Tres años después de conocerse, vuelven a encontrarse, esta vez en Nueva York, y al comienzo de la carrera cinematográfica de Gardel en EEUU, Chaplin lo invitará a su mansión de Los Ángeles, conforme a revelaciones del historiador Juan Carlos Ocaña.
Fue el mismo Chaplin quien además oficiara de promotor de Gardel en Hollywood y en reuniones sociales de amigos suyos; el Carlitos inglés tenía pensado en algún momento comprar el contrato de la Paramount para llevárselo a nuestro Carlitos consigo, a su compañía, la Sunset Productions (luego United Artists Corp.).
El crítico teatral y director argentino, Edmundo Guibourg, gran amigo de Gardel, habló de esto durante un reportaje; contó que Chaplin estuvo presente cuando Gardel firmó su primer contrato con la Paramount, en el Hotel Meurice de Paris, el mismo año que se conocieran (1931).
“Digan ustedes al público que con Gardel pierdo a uno de mis más simpáticos amigos, que los países sudamericanos no tenían mejor representante que él entre nosotros. En cuanto al arte cinematográfico, se le ha sustraído un cantante destinado a constituir una de las figuras cumbres de la cinematografía”. Chaplin, citado en el libro: Gardel y el tango. Repertorio de recuerdos, de Rafael Flores Montenegro, Ediciones de la Tierra, Madrid: 2001.
José "Pepe" Razzano, en su libro de 1946, Vida de Carlos Gardel, contada por él y escrita por Francisco García Jiménez, publica una foto de los dos Carlitos juntos.
Con el correr de los años, aparecieron más de estas fotos de Gardel con Chaplin.
Fuentes: The Ultimate Charlie Chaplin, de May Reeves; los libros de Rafael Flores, De Caro y Razzano (op. Cit.).
(*) Comunicador Social