Homenaje a Aníbal Carmelo Troilo 1914-1975.
Agencia La Oreja Que Piensa.
Hubo un tiempo que Dios tocaba el bandoneón. Era en otro Buenos Aires. Bajaba por las noches y se metía en el alma de un gordito con ojos de japonés. Pichuco le decian. Está en la mitología porteña. Dicen que es el tango.