Agencia La Oreja Que Piensa. Por Luis Bauguen Ballin. (*)
Néstor “Chacho” Echenique nace en Salta el 21 de julio de 1939.
En San Antonio de los Cobres vivía una tía suya, maestra en hogar escuela; a 60 km de allí estaba el salar de Cangrejillos, una zona desértica con cerros entremedio: de ahí era doña Ubenza.
Ella trabajaba en el campamento, lavando ropa en los ojos de agua y demás tareas de servicio. Al Chacho le quedó grabada en la retina la imagen de su sonrisa, y luego, estando ya en Buenos Aires, sufrió un proceso donde se ubicó y salió esto desde la profundidad de la médula a la superficie, además que Armando Tejada Gómez le arengara a escribir y presentar algo propio, y ahí el Chacho concluye la obra, que es una especie de huayno, musicalizado de manera intuitiva.
El tano Ariel Petrocelli dirá luego al respecto: “Vos no sabés lo que has hecho, Chacho”.
De chico solo había escuchado música por los parlantes del barrio; estos altavoces o bocinas, sujetos a postes de alumbrado o a los mismos árboles, estaban conectados de manera cableada a una propaladora y funcionaron en pueblos donde no llegaban señales de radio o las mismas eran muy débiles.
Fue solo hasta 4º grado y jamás hizo estudios musicales.
La adultez del Chacho.
Él jugaba de n°5 en Juventud Antoniana de Salta, y a sus 20 deja el servicio militar; entonces, lo trae Lanús a Buenos Aires a préstamo por un año, juega 4 o 5 partidos, el equipo desciende a 1ª B pero igual lo adquieren.
Su madre y abuela quedan allá en el campo, junto a una novia que lo despidió del tren como en las películas… acá, un tipo lo había recibido en el andén con un cartel que tenía su apellido… como en las películas también.
Irá entonces a parar al hotel Excelsior de la calle Bartolomé Mitre.
Luego, cuando regresa a Buenos Aires, Gigliotti y el Toto Lorenzo lo van a ver y lo llevan a San Lorenzo, esto es año ‘58, donde debuta en 1ª en su cancha el Viejo Gasómetro. Suplanta a Guidi porque éste tenía un problema en la rodilla; Chacho también tenía una dolencia, en el tobillo, pero igual juega.
Jugó con Labruna y Carrizo, marcó a Omar Sívori. En Lanús había otros n°5, entre ellos el hermano de Bonavena, Vicente.
Chacho queda en reserva, como suplente en Lanús; José N. Volante era el presidente de ese club, y justo un hijo suyo que era médico vivía en Salta. Todo se va hilvanando.Problemas contractuales con el pase “San Martín de Tucumán-Lanús-San Lorenzo” dictaminan que se vuelva a Salta.
No obstante, San Lorenzo lo compra a Juventud Antoniana, si bien no juega ese año. Al no poder actuar en el profesionalismo, se va a Olavarría a jugar, saliendo campeón de la liga de ese partido con el club Estudiantes, “el bataraz”, en el 1964. Luego irá a Argentinos de Mendoza, después a un club de San Juan y finalmente a San Martín de Tucumán.
Va a peñas como la de los Hnos. Aredes; arribamos al episodio de la peña El Alto de la Lechuza, en San Miguel de Tucumán, una especie de Balderrama, donde conoce a Don Ata, a los Hnos. Núñez, etc.
Chacho se acompañaba en mero “tono y dominante” y el hijo de don Aredes, Pedrín, tocaba la otra guitarra. Estamos en instancias en que ya siente la música que corre en él.
En Salta, como era conocido por el fútbol, lo invitaban a asados a fincas, ahí lo conoce a Jaime Dávalos.
El Dúo Salteño.
En Buenos Aires, entablará amistad con otro salteño, Patricio Jiménez (1943-2009), en el ’65 o ’66, cuando él estaba aún en el club Lanús.
Un muchacho que había sido compañero de colimba del Chacho y que además era sobrino de Cacho Agüero, encargado de un edificio donde hospedaban a músicos salteños, comitiva en la cual venía Patricio, los presenta.
Si bien Patricio iba a Salta y venía, Chacho se quedaba acá en Buenos Aires, participando como solista del espectáculo Folklore para contar, junto a Armando Tejada Gómez, Hamlet Lima Quintana, Rojas y otros.
Al cuchi, quien será el director del dúo, lo conocen en la casa de Don Juan Riera. En esa reunión están también El barba Castilla y José Ríos.
Con el Dúo Salteño traen al Cuchi a Buenos Aires, en épocas que el compositor salteño era totalmente ignorado. El cuchi amaba las segundas voces, que en este caso ese puesto lo ocupaba Patricio, por eso charlaban más ellos dos.
A Mercedes Sosa la conoce acá el Chacho, ella iba a verlos a los recitales.
De Francia lo venían a estudiar al Cuchi. Él era eminentemente impresionista. Hacen recitales durante un mes en el Bauen. Cuchi no quería grabar, era muy reticente a ello.
Acá una lista de interpretaciones del dúo que son casi insuperables, al menos en este mundo:
Ronda para Teresa
Cielo blanco
Zamba de Juan Panadero
Tiempo de mayo
Si llega a ser tucumana
Zamba de Lozano
La Navidad de Juanito Laguna
Fogata del aparecido
El LP “El canto de Salta”, álbum donde aparecen coautorías del cuchi con Castilla y Tejada Gómez, entre otras. El arte de tapa es de Osvaldo Juane. Este disco, es una obra fundamental de nuestra música.
“No se puede amar lo que no se conoce”.
(*) Comunicador social. Estudió en la Escuela de Artes Visuales Antonio Berni y, paralelamente, música en el Conservatorio de San Martín y en el Manuel de Falla. Como autor-compositor escribió tangos y milongas. Como artista plástico efectuó esculturas, grabados y pinturas.