Pintura de Ricardo Carpani
Agencia La Oreja Que Piensa. Por Darío Villegas (*)
Vengo a juntarme con los pedazos
esos cachos de juego que me podrí en los labios
purulentados del no decirme...te
llego con la carnaza bamboleante
en tu carrusel de tiempos amontonados
bajo los tinglados de tu muerte
asesinato a mansalva
entrega barata
suicidio al pedo
la fiesta sepulcral que me regalaste…
acepte
acorde
rubrique
de repente decido parirme en patas
con el cuero duro por la fragua ajena
la herramienta resentida de tu arraigado odio en mi
para vos y yo
regreso desde ayer hasta siempre
como hoy... desde este ahora de bocas nuevas
canto encerrado
la canción privada
fermentando hasta podrir en el no decir
no me salvo
decidí morir ahogado entre los gusanos grises
quedarme quieto
miserablemente inmóvil
entregarme al fondo de tu sentina infecta
este agujero hacinador de vida con muerte
perpetrar una ventana
tras el poniente envenenado de prebendas para todo
por donde saltarme
no escapo
ni me quedo
digo que soy tras el mundo
te dejo el ser romano
las potestades de los dioses que fraguamos
cada golem empotrado en mis pasos
en todos los caminos
huella tras huella
me arranco tu arado
ese de herirme la madre negra que es en la tierra
de perturbar sus entrañas
para aquietar fantasmas famélicos
que no saben del pan
porque no miran en los ojos vacíos de vaciarse los sueños
ni conoce el catre húmedo en cada invierno ahuecado
me quedo las cuerdas, con sus paletas y cada color
la desnudez del verano y cada flor de otoño
el sendero con río
este hoy que cada vez comienza ahora
la duda perenne donde renace la pregunta
constructo sin dogmas
donde absoluto es el espacio que te arrincona.
(*) Poeta, docente y músico. Vive en la localidad de José C. Paz, gran Buenos Aires.