Agencia La Oreja Que Piensa. Argentina. 2011 (Por Diego Oscar Cabral Da Fonseca)
Gustavo Fabián Polosecki nació el 31 de julio de 1964, más conocido como Fabián o simplemente “Polo”.
En su corta pero intensa vida profesional transitó por varios medios gráficos como Revista Radiolandia, Fierro, El Nuevo Tajo, Tele Clic y los diarios Nuevo Sur, Página/12 y Popular.
Sin embargo se destacó por su labor en la pantalla.
Innovó donde parecía estar todo inventado.
Presentó un formato nuevo para programas televisivos en dos ciclos (galardonados con premios Martín Fierro) que resultaron fundamentales, casi de culto, para una generación de estudiantes de periodismo, comunicación social o arte, que realmente lo tomaron como un referente necesario a la hora de realizar un proyecto.
Tanto en “El otro lado” (1993-94) como en “El visitante” (1995), el real protagonista era el entrevistado y no el entrevistador.
Con un detalle que también lo diferenció, las notas se hacían en exteriores, nada de estudio, en el lugar donde más cómodos se sentían los protagonistas.
Siempre abordó temas relacionados con “gente común”. Historias que no aparecían en ningún otro espacio que no era el suyo.
Manejó los silencios con maestría y con una mirada cómplice hacía que el reporteado se soltara y dejara que conociéramos su vida.
Con sus jeans y su clásica campera de cuero, buscó donde parecía que nadie miraba, se preocupó por eso.
Desde ATC algo para nada fácil, logró cautivar a un nutrido grupo de espectadores y les generó curiosidad por saber sobre ladrones, policías, travestis, luchadores o buscavidas.
Fue sin dudas quién encendió una luz al final del túnel. En una década donde solo lo lujoso y banal parecía tener sentido, hizo saber que no todo estaba perdido, y que era posible hacer televisión de otra manera.
Polo decidió dejar este mundo un 3 de diciembre de 1996 cuando se arrojó a las vías del ferrocarril San Martín en la estación de Santos Lugares, en el partido de 3 de febrero.
La pregunta es cuántos Polos serían necesarios para enriquecer los medios, sin duda muchos, pero lo más importante es que con sus apenas 32 años dejó una huella, de paso obligado para muchos que vimos sus programas, que necesitamos ocupar el rol de “El Visitante” para conocer o simplemente para ver “El otro lado”.
“Polo: el buscador” (*)
En marzo de 1993 comentó a la revista “Clak” “Creo que estamos cansados de los que hacen tele y reciben a la gente de la tele para hablar de la tele en un estudio que parece el living de su casa.
Hay que sacar las cámaras afuera porque hay otro mundo, hay gente que tiene otras historias” .
En octubre de ese mismo año declaró a la revista “Sin cortes”:
“A mí me gusta escuchar, me parece que el día tiene 24 horas de inteligente silencio y hay que saber interrumpirlo con algo que lo pueda mejorar. Y no se logra casi nunca”.
“Cuando uno viaja en tren quizá no piense tanto en el lugar adónde va, sino en los sitios a los que no puede llegar. Los trenes, como las historias, parten de un lugar preciso con un destino incierto.
El viaje dura hasta que uno decide bajarse. Pero siempre queda la sensación de que las cosas continúan más allá de esa estación. Y que siempre se pierde algo, quizá lo mejor.
El resto de la historia. El final del viaje”. (Texto en off leído en el programa “Estación terminal”, El otro lado, 1993.)
(*) Frases publicadas en el libro “Polo: el buscador” de Hugo Montero e Ignacio Portella.