Agencia La Oreja Que Piensa. Por Ernesto Carmona / Ciap-Felap / 20-03-2016
El locutor y reportero del interior Mario Roberto Salazar Barahona, de 32 años, fue asesinado el jueves 17 de marzo en su automóvil por dos sicarios en motocicleta que le dispararon mientras esperaba el cambio por una compra frente a la venta de cocos de una carretera rural, informó el Observatorio de Periodistas del Centro de Reportes Informativos sobre Guatemala (Cerigua).
La víctima se desempeñaba como director de la radio Estéreo Azúcar, de Asunción Mita, Jutiapa, 147 km al sureste de la capital guatemalteca. Tenía más de diez años dedicados a la locución y el periodismo en esa zona, según información de prensa.
Se trata de un nuevo asesinato de un periodista latinoamericano signado por el mismo patrón de cientos de homicidios de las últimas décadas perpetrados por sicarios al servicio de poderes fácticos locales trenzados por caudillos políticos, latifundistas, crimen organizado, tráfico de personas, drogas y toda clase de delitos que suelen golpear a los más desvalidos.
Veinte asesinatos impunes:
Según los archivos de Ciap-Felap, el año pasado en Guatemala fueron asesinados otros cuatro periodistas:
–Ricardo Cardona, de 68 años, fue encontrado asesinado el 28 de septiembre de 2015 en su residencia, finca San Rafael, Retalhuleu. Trabajó en Prensa Libre y otros medios de información.
–Guido Armando Giovanni Villatoro, de 20 años, camarógrafo de la empresa Servicable, fue asesinado el 13 de marzo de 2015 en el municipio de Chicacao, Suchitepéquez.
–Federico Salazar, de Radio Nuevo Mundo, y Danilo López, del diario Prensa Libre, fueron asesinados el 10 de marzo de 2015 mientras caminaban por la plaza de Mazatenango, también en Suchitepéquez. Sobrevivió herido el comunicador Marvin Tunches, de un canal local de TV.
De acuerdo con los registros de Cerigua, desde el 2000 a la fecha han sido asesinados en Guatemala 28 comunicadores.
Guatemala tiene una tasa promedio diaria de 16 asesinatos, una de las más altas de Latinoamérica. La mitad de los crímenes están asociados a disputas de control de territorio entre bandas de narcotráfico y otros pandilleros.
Protección de tinta y papel
El Observatorio observó que han transcurrido dos años sin que el gobierno haga real el Programa de Protección a Periodistas, “tiempo en el que [ya] han sido asesinados cuatro profesionales de la comunicación, tres en marzo de 2015 y uno un año después, mientras que la Mesa Técnica se dedicó a justificar un proceso viciado, excluyente y que no contribuye a atenuar los riesgos del gremio”.
Ante este nuevo hecho de sangre, en el que se ve truncada la vida de un joven y valioso comunicador “nos vemos obligados a insistir en la necesidad de relanzar el proceso de construcción del programa, al momento en el que se presente una nueva propuesta, que permita la participación de todas y todos los comunicadores del país”, reclamó el Observatorio.
Hace exactamente un año, el 26 de marzo de 2015, más de 40 periodistas de diversos medios informativos firmaron una carta solicitando a la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) su intervención en las investigaciones sobre el asesinato de los reporteros Danilo López, de Prensa Libre, y Federico Salazar, de Radio Nuevo Mundo. "Recurrimos a Cicig porque en el asesinato de los colegas parecen haber vinculaciones con redes políticas y mafiosas que sobrepasan las capacidades de las autoridades locales", afirmó Berganza.
La carta anunciaba que ya se habían conocido amenazas en contra de los fiscales a cargo de este caso y “que ese tipo de intimidaciones, después de hechos de sangre tan notorios, podrían paralizar la acción de la justicia”.
Otro atentado en Guatemala
El Observatorio también condenó un deleznable ataque contra el periodista Rafael Domínguez, reportero de Cable DX en el municipio de Chicacao, Suchitepéquez, perpetrado por el hijo de un funcionario local.
Carlos Maldonado Cruz, hijo de Gerardo Maldonado Rodas, sindico tercero de la Municipalidad de Chicacao, propinó una violenta paliza a Domínguez cuando se dirigía a reportear un accidente de tránsito, por haber divulgado información sobre un proceso penal que enfrenta junto con su padre y le advirtió que lo mataría a golpes.
Para Cerigua, “este hecho demuestra la inseguridad en que se ejerce el periodismo en nuestro país, a merced de la criminalidad, la narcoactividad, los funcionarios irresponsables y abusivos e incluso, algunos agentes del Estado que se constituyen en un peligro para el gremio”.
Foto: Mario Roberto Salazar Barahona