Agencia La Oreja Que Piensa. Argentina 2010. (Por Susana Ouro)
“El trabajo nos hace ascender como personas, mientras que la falta de trabajo nos incita a la violencia, a la droga, a la delincuencia”. La frase pertenece a Claudio “Pocho” Lepratti, un militante popular nacido en Concepción del Uruguay el 27 de febrero de 1966, y que fue asesinado en Rosario, por la policía de la provincia de Santa Fe, el 19 de diciembre de 2001Entre 1983 y 1985 estudió Derecho en la UNL como alumno libre. Y en 1986 ingresó como seminarista en el Instituto Salesiano. Participó en la formación de más de veinte grupos de niños y jóvenes de las barriadas populares de Rosario. También estuvo en instancias de coordinación con otros grupos como la revista El Ángel de Lata, el movimiento Chicos del Pueblo, y con todas las comunidades eclesiales, como Poryajhú ("pobres" en guaraní), y el grupo Desde el Pie.
“¡Hijos de puta, no tiren que hay pibes comiendo!”, gritó Claudio “Pocho” Lepratti sobre el techo de una escuela de Rosario, instantes antes de que una bala de plomo del policía Esteban Velázquez le perforara la tráquea. Era 19 de diciembre de 2001, y el país estaba conmocionado por la crisis económica y la inestabilidad política que terminaría con la renuncia del ex presidente Fernando de la Rúa. Las fuerzas policiales salieron a reprimir saqueos y, en su lugar, ese día murió Lepratti. Desde ese momento se convirtió en un mártir y símbolo de la resistencia de los sectores más desposeídos de la provincia de Santa Fe.
Siete años más tarde, cinco policías fueron condenados por encubrimiento en la causa por el asesinato del militante social. La sentencia fue dictada por el juez Julio García, quien actúa interinamente en el Juzgado de Sentencia 5º de los tribunales provinciales de Arroyo Seco, ciudad a 30 kilómetros de Rosario y origen de las fuerzas policiales involucradas. La pena contempla dos años y ocho meses de prisión, y el doble de tiempo de inhabilitación, para los cinco policías.
Los imputados son Marcelo Arrúa y Rubén Darío Pérez, chofer y acompañante del auto policial en el que también iban Esteban Velázquez, Roberto de la Torre, titular de la sub comisaría 20º; Carlos Alberto de Souza, oficial de guardia de esa seccional, y el entonces jefe del Comando Radioeléctrico, Daniel Horacio Braza. Otros cinco agentes involucrados en la causa fueron absueltos, según informó la agencia de noticias Télam.
Esteban Velásquez ya había sido condenado a 14 años de prisión por el asesinato del auxiliar de cocina en el comedor de la escuela número 756 "José M. Serrano" del barrio rosarino Las Flores. Es que la misma Dirección de Asuntos Internos de la policía provincial había reconocido en un informe que “el asesinato del militante social Lepratti ocurrió fuera de la zona de saqueos y en los fondos de una escuela”, y que “no se justifica haber efectuado los disparos reconocidos, aun en carácter intimidatorio”.
“El Ángel de la Bicicleta”, como lo llama la sociedad santafesina, se convirtió en un símbolo de resistencia y en un mártir. Mientras grafitis de bicicletas negras recubren las paredes de Santa Fe en su honor, el mismo cantautor León Gieco le dedicó una canción. “Bajen las armas, que acá sólo hay pibes comiendo”, canta el estribillo.
En Argentina hay mucha gente interesada en borrar los días 19, 20 y 21 de diciembre de 2001 del calendario histórico.
Aquella víspera de navidad en la que cayó el presidente De la Rúa, despierta una vergüenza latente en toda la clase política que por aquellos años conducía este país (¿o vamos a creer que el único culpable fue De la Rúa?), que es -¡caramba!- la misma que lo conduce hoy por hoy. Ellos tienen mucho miedo de que se haga justicia, de que seriamente se revise el calendario de aquellos tres días en los que asesinaron a una treintena de personas y se descubra que la responsabilidad en esos actos de bruto ostenta miento de un poder anquilosado la tienen ellos: gobernadores, diputados, senadores, ministros...
Por eso el 19, el 20 y el 21 no se mencionan más, y en su reemplazo se agitan demonios de inseguridad constante y reclamos "avasallantes" y "antidemocráticos" por parte de quienes menos tienen.
En este contexto es más que interesante conocer la historia de Pocho Lepratti, un muchacho de 35 años que había nacido en concepción del Uruguay, pero decidió vivir en el barrio Ludueña para trabajar con los más humildes.
Pocho estaba siempre allí. Pocho vivía allí, y en el barrio coordinaba talleres para niños, daba clases y también trabajaba con el grupo de jóvenes "La Vagancia".
El miércoles 19 de diciembre de 2001, harto de que la policía dispare contra pibes y mujeres, se subió a la terraza de la escuela Nº 756 del Barrio Las Flores, donde colaboraba con la preparación de la comida. Intentó parar la represión, pero un policía del móvil Nº 2270 del Comando Radioeléctrico de Rosario disparó directamente contra el cuerpo de Pocho, matándolo de inmediato. ¿Nadie hizo nada?
Un testigo recogió un cartucho naranja que corresponde a la munición de plomo. Lo entregó a los investigadores policiales, pero éstos lo cambiaron por un cartucho verde que corresponde a municiones de goma.
Conocer la historia de Pocho es conocer un poco el contexto de la historia reciente de este país. ¿Cuántas veces hemos escuchado la frase que dicen algunos -muy seguros de sí mismos-: "la gente salió espontáneamente a la calle en diciembre de 2001"? Espontáneamente... ¿qué quieren decir exactamente con ese "espontáneamente"?, ¿que no hubo un antes ni un después de esos tres días?, ¿que las "cosas" sucedieron de una manera lógica y efímera?, ¿que nadie hizo nada para que "la gente" caiga en la pobreza más inhumana?
“Espontaneizar" aquellos sucesos claves en la historia de la Argentina es actuar de mala fe, es dejar de ver a la cara a Pocho Hormiga, y a todas las personas del barrio en el que él trabajaba y vivía.
León Gieco, dijo hace muy poco en un medio de Rosario: "El tema está dedicado a Pocho Lepratti, un militante social que conseguía comidas para varios comedores del barrio Ludueña, el más pobre y populoso de Rosario. Lo mataron durante los hechos del 20 de diciembre, que terminaron con el gobierno de De la Rúa. Yo no conocía su historia, pero cuando voy a tocar a Rosario veo en las paredes unas bicicletas con alas, y me dicen que esos dibujos son por Pocho Lepratti, que andaba siempre en bicicleta".