Agencia La Oreja Que Piensa. Argentina 2011. (Por Marysia kacmajor)
El sábado 22 de octubre fue un día de mucha fuerza y esperanza en el centro infantil “vaquitas lecheras”, en la localidad de Pilar, a tres cuadras de la vieja estación ferroviaria Manzone.
Es un barrio pobre, con calles de tierra y mejorados, de casas humildes, en las que se nota el sacrificio de apilar -en un espacio de tiempo indefinido en algunos casos- ladrillos tras ladrillos para la construcción de su vivienda, el sueño de todos.
Allí se encuentra la simpleza digna de "Vaquitas lecheras"; comedor comunitario que nació con empeño y sacrificio de gente sencilla, llena de sueños y de grandeza; que trabaja educando para desvanecer la situación de vulnerabilidad de niños y jóvenes. Además está el taller de reciclado de bolsas con el cuál logran ayudarse económicamente.
A su entrada un enorme cartel de madera recién tallado se puede leer “Biblioteca popular Adolfo Pérez Esquivel".
Los jóvenes del comedor junto a los del Serpaj, en el marco del proyecto, Jóvenes y Memoria de la Comisión Provincial por la Memoria, investigaron sobre la vida del Premio Nobel de la Paz, 1980, Adolfo Pérez Esquivel, y aprovecharon este día para realizar un mural en homenaje al Nobel y fundador del Serpaj.
La murga en la calle, sus tambores retumban. Adolfo con ellos, sonriente, emocionado. La caminata hasta la estación Manzone dura una eternidad. Allí espera otro grupo que está realizando un mural como señal de resurrección de una estación abandonada en otros tiempos…
El diseño del muralista “Pepe” Gabancho junto a los jóvenes toma vida con los matices y las múltiples manos.
Allí está el escultor Adolfo Pérez Esquivel que observa y esboza un rostro junto a una paloma y su firma acompaña la frase de “Paz y Bien”.
La olvidada estación toma vida junto a los diversos grupos de baile que festejaban con canciones y danzas el emotivo encuentro.
De regreso al comedor unos humeantes choripanes se comparten con mucho entusiasmo y satisfacción en medio de una entretenida charla entre jóvenes y adultos.
El cielo se había cubierto de nubes y un viento fresco corría suavemente....el sol brillaba ardiente en nuestros corazones.
“Una sociedad no vive sin utopías, es decir, sin un sueño de dignidad, de respeto a la vida y de convivencia pacífica entre las personas y los pueblos. Si no tenemos utopías nos empantanamos en los intereses individuales y grupales y perdemos el sentido del bien vivir en común”.
Leonardo Boff.